Una marcha azul sale a las calles para combatir la ignorancia sobre el autismo

Cinco colectivos de apoyo a las personas con autismo y sus familias salieron este sábado a las calles de la capital grancanaria para reivindicar más recursos con los que cubrir las diversas necesidades de estas personas, dar a conocer un trastorno que presenta una gran variabilidad de manifestaciones y severidad, desconocidas casi todas para la mayoría de la población, y sobre todo, el derecho de estas personas a ser felices en una sociedad que comprenda sus peculiaridades y evite su discriminación. Esta iniciativa se sumó a las muchas actividades organizadas a lo largo y ancho de la geografía española para celebrar el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo.

Promovida por las entidades que trabajan desde hace más tiempo en Gran Canaria en la atención de las personas con este trastorno -Apaelp, Actrade, Apnalp, Aspercan y Funteac-, la marcha azul, color que simboliza esta condición neurológica, discurrió desde San Telmo a la plaza de Santa Ana, donde culminó con la lectura de un manifiesto y el encendido azulado de las Casas Consistoriales.

Este año, el 2 de abril, se celebró bajo el lema 'Llamémosle por su nombre'. «Entre las personas con autismo hay un alto porcentaje que no desarrolla el lenguaje verbal, pero también hay personas que pueden hablar y prefieren que les llamen autistas. Son ellas las que pueden elegir cómo quieren que se les llame», dice Jennifer Lárez, gerente de Actrade, sobre la diversidad de quienes tienen trastornos del espectro autista; desde grandes dependientes, sin movilidad ni lenguaje, a personas con altas capacidades intelectuales.

Y es que no hay dos personas con autismo iguales; cada una tiene intereses, capacidades y necesidades distintas, aunque compartan un mismo diagnóstico.

Por ello, al menos hay cinco organizaciones para su abordaje con presencia en Gran Canaria. Cada colectivo, creado por los padres para responder a las necesidades de hijos, se especializa, en mayor o menor medida, en atender unas necesidades distintas.

«Nuestras principales reivindicaciones van enfocadas a una verdadera inclusión de las personas con autismo, sobre todo en el ámbito de la educación», señala Lárez.

«A la gran mayoría de niños y niñas con autismo no se les permite la escolarización en centros ordinarios. Desde pequeños pasan a centros de educación especial. Cuando terminan la etapa escolar, muchos se quedan encerrados en sus casas. No hay plazas en centros de día ni en los CAMP (centros de atención a personas con discapacidad intelectual)», subraya.

Además, la atención temprana es crucial para mejorar el pronóstico de las criaturas. «Si no se da, se está creando grandes dependientes de futuro. Faltan recursos y la lista de espera para la atención temprana es interminable», apunta.

También solicitan la creación de un censo de personas con autismo. Se calcula que en España hay cerca de medio millón de personas con estos trastornos. En Canarias no se sabe. Lo que sí se conoce es que el alumnado con trastorno del espectro autista que requiere una atención específica en las escuelas e institutos públicos de Canarias ascendía a 3.005 matriculados el pasado curso.

Ante este difícil panorama, Lárez señala que a los padres no les ha quedado más remedio que organizarse encolectivos para ofrecer servicios de atención temprana, de respiro familiar, de cuidadoras por horas, de apoyo educativo para la formación de las familias y del profesorado, talleres de tránsito a la vida adulta o de habilidades sociales, entre otros.

Aunque los trastornos del espectro autista se conocen cada vez más, aún hay mucho desconocimiento, resalta la gerente de Actrade. En la adolescencia, los afectados comienzan a sentirse discriminados y diferentes. «Si en una persona neurotípica la adolescencia es una etapa difícil, en un autista tres veces más», comenta.

Temas

• Psicología
• Discriminación
• Discapacitados
• Gran Canaria
• San Telmo
• España
• Islas Baleares
• Las Palmas de Gran Canaria
• Autismo
• Dependencia