María, víctima de violencia de género con discapacidad: «Llegas a creer que no vales nada»
La ONCE e Inserta Empleo ayudan a mujeres con discapacidad que han sufrido agresiones machistas a formarse para «tomar las riendas de su vida
María, nombre ficticio, es una mujer de 46 años con discapacidad por una enfermedad y víctima de violencia machista en las dos relaciones afectivas que ha mantenido. La primera, con su marido, de la que huyó con tres hijos pequeños, el menor recién nacido. Dejó su isla, su casa, su trabajo, a la familia y a sus amistades para «empezar de nuevo». Años después, la historia se repitió. «Al principio todo iba bien», relata. Pero cuando comenzaron a convivir «este hombre se quitó la máscara».
Publicidad
«Tenía que pedirle permiso para ir a la playa, cuando salía me preguntaba a dónde iba, a qué hora vas a venir, con quién... No te dabas cuenta», dice María. En ese poco a poco llegan los insultos. «Lo tuyo es una basura, lo suyo es maravilloso. Para la gente de la calle era dios, para nosotros era un infierno». Y «cada vez a peor», continúa.
El 57% de los maltratadores utiliza la discapacidad para menospreciarlas
Según una encuesta que publicó en diciembre de 2022 el Instituto Canario de Igualdad (ICI), sobre violencia machista y mujeres con discapacidad, en el seno de la pareja o expareja, las violencias más habituales son las humillaciones, desprecios o aislamiento social. El 72% de los casos, el hombre quería saber en todo momento dónde estaba y se enfadaba si hablaba con otros; el 77% la menospreciaba o humillaba delante de otras personas; el 75% era amenazada por el agresor con hacerle daño. En el 57% de los casos utilizaban su discapacidad para menospreciarla y el 74% reconocía que se habían sentido intimidadas o asustadas.
También expresaron haber vivido violencia económica el 65% de las mujeres violentadas. Y en cuanto a la violencia física, el 58% fue abofeteada o golpeada con algún objeto. El 35% amenazada. El 59% fueron obligadas a mantener relaciones sexuales sin desearlo.
Noticia relacionada
Podcast | Los nuevos machismos matan lo mismo
María encaja en esa estadística. «Si le decía algo que le molestara me jalaba de los pelos y me hacía poner de rodillas para pedirle perdón». Y si decía que ya no quería estar más en la pareja «me decía que lo perdonara, pero volvía otra vez a lo mismo».
Publicidad
María hoy ya no se «culpa». «Te tratan como una basura y te lo crees. Llegas a creer que no vales nada», señala. «Te van aislando, quitando amigos. Su madre me decía que me llamaba para comprobar donde estaba porque me quería mucho. Que hay que aguantar, que lo hace porque te quiere». Sí se culpa por su discapacidad. Por la medicación que toma en muchas ocasiones no está «lúcida» y cree que es más fácil manipularla. Confiesa que la violó, aunque en ese momento no lo calificó así. Creía que «tenía» que mantener relaciones sexuales aunque no quisiera. Y aguantó hasta que le dio «una paliza» que la mandó al hospital.
Hace ya unos años que María escapó de nuevo con sus hijos, aunque el «miedo en el cuerpo» le duró mucho tiempo. Hoy, «gracias a los talleres» a los que ha acudido a través de Inserta, de la Fundación ONCE, dice, es capaz de ponerle palabras a la violencia machista que ha sufrido.
Publicidad
«La discapacidad te pone en una situación más vulnerable»
Deborah Díaz y Desiré Blanco, ambas trabajadoras sociales, la primera de la ONCE, la segunda de Inserta, conocen el proceso de las mujeres con discapacidad y víctimas de violencia de género. «La discapacidad te pone en una situación más vulnerable», asegura Díaz. «Cuando tienen discapacidad es más difícil salir porque se agrava por el nivel de dependencia que genera el agresor. Te menosprecia, pero ya tu estabas insegura por esa discapacidad», explica.
Blanco reconoce que, como señalaba la encuesta del ICI, que ponía énfasis en la «falta de credibilidad» de las víctimas con discapacidad, por lo que no se denunciaba. «No se les presta atención, y si es discapacidad intelectual, menos aún».
Publicidad
Díaz, por su parte, reivindica el papel de la formación. «Están acostumbradas a que se las menosprecie y muchas veces no saben identificar las situaciones de violencia de género». En otros casos, «se asocia a la violencia física, pero no son conscientes de que existe la psicológica. No se ven los moratones».
Cuando se «empoderan», dice Desiré Blanco, «pasan de no considerarse personas a tomar las riendas de su vida». Ella ve que en las mujeres con discapacidad se da una «triple vulnerabilidad»: son mujeres, son personas con discapacidad y por eso, en una gran mayoría de los casos, o no están formadas porque no se les brindó la oportunidad o no tienen independencia económica.
Publicidad
Al sufrir violencia machista, coinciden ambas técnicas, estas mujeres «empeoran muchísimo», ya sea física o psicológicammente.
Deborah Díaz reclama «más recursos», en especial para que reciban apoyo psicológico tan importante para su recuperación. Pero también «más formación» en edades tempranas. Así como que los servicios existentes de ayuda a las víctimas de violencias machistas entiendan las dificultades de las mujeres con discapacidad. «A veces no tienen formación en perspectiva de género, pues menos en discapacidad», lamenta.
El 45% de las encuestadas por el ICI reconocieron que no denunciaban para no recordar o porque tenían miedo del agresor. María reunió las fuerzas para hacerlo, «pero hay que darles su tiempo», abundan Desiré Blanco y Deborah Díaz. Cada mujer tiene su «proceso».
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión