Historia de dos brotes: de una fiesta de pijamas a un cumpleaños celebrado dos veces

En todos los casos se repite la misma historia: en un entorno que parece controlado, en un espacio abierto y con un número limitado de personas hay un descuido en las medidas de seguridad, se baja la guardia con las mascarillas o las distancias, se obvia la higiene de manos y es entonces cuando el virus aprovecha para saltar de unos a otros.

La mayoría de los brotes que se han detectado en Canarias estas últimas semanas están asociados a las reuniones familiares, asaderos en fincas, celebración de cumpleaños y a las fiestas de jóvenes en casas de amigos o en algún local de ocio aunque el entorno sea reducido, y se les asocia mínimo 10 contagios.

Da igual el nombre que se le ponga a la reunión, el virus siempre estará invitado «porque se encuentra en nuestro entorno. Está al acecho. No es una enfermedad que distingue si eres mi amigo o mi primo o muy bueno o si te relacionas con personas superescrupulosas en el cumplimiento de las normas, no distingue si eres joven o mayor vulnerable», apunta Eva Álvarez, médico especialista en Medicina Preventiva y en Salud Pública y coordinadora de los rastreadores covid-19 de la Dirección de Salud Pública.

Ese es el caso de un encuentro familiar para celebrar un cumpleaños en la capital grancanaria en el que el brote surgió a raíz de que dos miembros de una misma familia tuvieron síntomas compatibles con el virus, como la pérdida del gusto y el olfato y ligero dolor de garganta, despreciaron sus síntomas por considerarlos leves, no llamaron al teléfono de covid-19 y mantuvieron encuentros con la familia y amigos.

La primera celebración tuvo lugar en un domicilio donde no guardaron las distancias ni utilizaron la mascarilla, de modo que se contagiaron otros tres miembros de ese grupo, que a su vez expandieron el virus con algunos de sus convivientes y con compañeros de trabajo en un posterior encuentro. En total, se vieron afectadas ocho personas y una de ellas está ingresada en la UCI de uno de los hospitales canarios, relata Isabel Falcón, también médico especialista en Medicina Preventiva y en Salud Pública y coordinadora de los rastreadores en Gran Canaria. «Todos sabemos que la falta de olfato y gusto es un síntoma covid y nuestra responsabilidad con los demás es quedarnos en casa y evitar contagios», recuerda.

«Lo que está claro evidente es que cuando estás en un entorno familiar o entre amigos cercanos bajas la guardia –besos, abrazos, sentados a la mesa muy juntos, algún plato de comida para compartir... Es cierto que es muy difícil mantener las normas todo el tiempo, pero es precisamente en esas circunstancias cuando tenemos que ser más estrictos y mantener las distancias y usar la mascarilla. Y si estás en un sitio cerrado y te quitas las mascarilla para comer, estás jugando con fuego», comenta Álvarez.

Otro ejemplo de brote que es muy habitual es el de una reunión de un grupo de amigos en el sur de Gran Canaria. Siete jóvenes se contagiaron en el sur grancancario tras hacer una fiesta de pijamas en una casa. Descuidaron las medidas de distancia, higiene de manos y mascarilla y de ese encuentro resultó un brote que fue detectado a tiempo puesto que de inmediato se pusieron en contacto con el teléfono del coronavirus e hicieron aislamiento pero, también derivó en contagios secundarios con familiares directos de algunos de esos jóvenes. En total hubo 9 personas afectadas.

Una fiesta celebrada en un pub de Telde ocasionó 20 contagios por covid-19, el brote de coronavirus con más casos de los 46 detectados en Canarias en esta última semana, otro con cinco afectados en un bar por la fiesta de Halloween y tres más infectados en una boda son una muestra de los casos que investigan y controlan los rastreadores de Salud Pública en Gran Canaria.

Esta elevada cantidad de brotes no significa que la población en general en las islas, esté cometiendo fallos. «Todo lo contrario. La gran mayoría está concienciada con el uso de mascarillas y la distancia de seguridad pero es que el virus sigue circulando entre nosotros y lo estamos vigilando más estrechamente, pero bastan 15 minutos a menos de dos metros para contagiarnos o contagiar, incide Álvarez.

Falcón, por su lado, recuerda lo necesario que es analizar el entorno «donde se va a estar y observar si cumple» con las medida de protección que se exigen. Por ejemplos, en una celebración «quien te va a contagiar el virus son las personas con las que compartes la mesa y que no pertenecen a tu grupo de convivientes, no las que están sentadas en la mesa de al lado. Se supone que debe haber un encargado de vigilar que se cumplan las normas». Por eso se insiste mucho en que se definan los grupos de convivencia, que puede ser mi familia más estrecha y algún amigo cercano que sepamos que es responsable, para quedar en casa o salir a tomar algo. Así minimizanos los riesgos», sentencia la especialista.

La coordinadora de los rastreadores de Salud Pública matiza que por lo que se conoce hoy en día de la epidemiología del virus, es mucho «más importante» el contacto directo con el caso cercano en un entorno donde no haya ventilación y estando sin mascarillas que el papel de las superficies u objetivos contaminados como el botón del ascensor y de la guagua o el pomo de la puerta aunque, sí es importante la higiene de manos. «No tiene sentido que me lave mucho las manos y luego me siente cerca de mi amiga sin mascarilla», sentencia. La medida básica que siempre hay que cumplir es «distancia física, mascarilla, ventilación, higiene de manos» y se recomienda bajar y utilizar la aplicación Radar covid, asevera.