Siete miradores canarios para despedir el año

Situado en el centro de la isla a 1.956 metros de altitud, este increíble balcón natural nos ofrece todo el esplendor de un mar de pinar canario que abarca desde el macizo de Tamadaba, en último plano al noroeste, hasta el macizo de Amurga, al sureste. Desde allí, se aprecia la majestuosidad del Teide y la imponente presencia del Roque Nublo.

Una de las vistas más conocidas de Gran Canaria, y sin duda, de las más queridas. En la linde de los municipios de la Vega de San Mateo y Tejeda, se aprecia a la perfección el fraile de piedra que vigila el Roque Nublo. Con las Montañas de la Almagria, al norte, y de las Mejoranas, al sur, es una de las grandes joyas visuales que ofrece la isla.

Desde aquí podrás ver unas espectaculares vistas del Valle de La Orotava, de sus amplias extensiones de cultivos de plataneras, y del Puerto de la Cruz, La Orotava, y Los Realejos. También podrás echar un vistazo a los volcanes de El Fraile y Las Arenas, y, cómo no, al majestuoso Teide en lo alto.

El Mirador del Roque de los Muchachos es el mirador por excelencia de la Isla y se encuentra en el punto más alto de La Palma a 2.426 metros sobre el nivel del mar. Desde allí se observa una impresionante vista del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, donde es posible divisar las otras tres islas de la provincia (Tenerife, La Gomera y El Hierro).

Situado a 400 metros de altitud en el Risco de Famara, el Mirador del Río es una las creaciones arquitectónicas más representativas de César Manrique. Plasma, en la sucesión de detalles artísticos y arquitectónicos, su entusiasmo por integrar arte y naturaleza.

Estratégicamente situado entre el Parque Rural del Macizo de Betancuria y el Valle de Santa Inés, en la Montaña Tegú, de 669 metros de altitud, este mirador fue diseñado por el artista lanzaroteño Cesar Manrique, y desde este mirador se obtiene una inmejorable visión del norte y centro de Fuerteventura.

Desde aquí podemos apreciar una alineación natural que conforma una divisoria de aguas entre la cuenca de Tejeda-La Aldea al norte y las de Arguineguín, Mogán y Veneguera al sur. La vegetación, con predominio del pino canario, aglutina una rica biodiversidad con endemismos de alto valor científico, con especies exclusivas de esta Reserva Natural Integral.