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Carlos Sixto De Inza Serrano y Yaiza
Jueves, 1 de enero 1970
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Con la retirada del último salinero de Janubio, Modesto Perdomo Medina, se abre desde ahora en adelante un futuro realmente incierto para estas colosales salinas, santo y seña de un acervo cultural, etnográfico y paisajístico en la isla. La ausencia a partir de ahora de un encargado de reconocida valía como Modesto, último eslabón de una cadena de maestros conocedores del arte de explotar esta industria, y postrero conocedor de la actividad salinera en este entorno, abre un panorama no muy alentador sobre qué pasará a partir de ahora.
No sólo surgen las dudas sobre que sucederá con esta industria salinera, pues la rentabilidad no ha sido muy boyante en los últimos años, ante la imposibilidad de competir con las grandes industrias de este tipo, al regirse por métodos manuales, sin mecanización, donde todo se hacía a base de rastrillo y pala y de cargar carretillas a mano. También se abre un interrogante, quizás mas preocupante, a cerca de qué sucederá con el paisaje creado durante siglos en torno a estas salinas, y ello a pesar de que hoy día son miles los que visitan este espacio, sin que paradójicamente generen ingresos a sus propietarios.
La división existente entre los propietarios herederos (más de una docena); la falta de acuerdo para mantener su explotación, muy costosa y poco rentable; el nulo compromiso de las administraciones para facilitar, incentivar y potenciar su mantenimiento; o la puesta en marcha de proyectos como la creación de un centro de interpretación de la sal y todo el acervo cultural que ha supuesto para las islas, abocan a este espacio al abandono.
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