Marroquíes condenan la violencia de compatriotas
Concentración. La comunidad magrebí del sur reivindica una convivencia pacífica, se siente hermana de los canarios y pide a los gobiernos una solución a la política migratoria
La comunidad marroquí de San Bartolomé de Tirajana organizó este miércoles una concentración frente a las Oficinas Municipales para reivindicar su apuesta por la convivencia y condenar la violencia ejercida «por algunos pocos» de sus compatriotas. En la mente de los allí presentes estaba la brutal pelea de la Plaza del Hierro, en pleno corazón de San Fernando, semanas atrás.
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«No estamos en contra de la inmigración, que siempre existirá, pero sí de la violencia», apuntó antes de empezar el acto Houcine Oubal, más conocido por Chicho, en Canarias desde 1973 y fundador, entre otros colectivos, de la Liga Musulmana Canaria. «Nos sentimos indignados, nos duele el doble que a un ciudadano canario porque nos duele como canarios y también como ciudadanos de origen marroquí». Reprocha a los pocos compatriotas suyos que han protagonizado actos incívicos que no hayan pensado en lo que les «ha brindado la sociedad canaria». Por eso en el manifiesto que él mismo se encargó de leer, y que se vio obligado a interrumpir varias veces por la emoción, lanzó un mensaje «nítido y claro»: «Queremos repeler y condenar los recientes incidentes aislados provocados por algunos pocos compatriotas llegados recientemente a esta isla», que reivindicó como su hogar y el de sus hijos.
Oubal quiso subrayar la «generosidad» de la sociedad canaria y la «modélica y pacífica integración con los hermanos isleños», de ahí que, en declaraciones a los periodistas, negase que su comunidad se sienta perseguida. «Dejen de decir que los canarios son racistas. Aquí hay 30 nacionalidades viviendo como hermanos. Nunca hemos visto una cosa como esta», subrayó. «El canario me conoce y sabe cómo es la comunidad marroquí que vive aquí. Nunca ha pasado esto. No vamos a pagar nosotros por lo que ha hecho esa gente». Achaca la responsabilidad de lo sucedido a una política migratoria que no es eficaz. «Los han traído y los han soltado, y eso no se puede hacer. No los pueden dejar tirados. Nuestras familias tienen miedo a estar en la calle». «Esto -dijo- me huele a política». «Es más importante un vecino bueno que un hermano que vive lejos», dijo sobre Marruecos.
Los convocantes montaron un set plagado de banderas en el que dos destacaban sobre las demás, una de Canarias y otra de Marruecos, aunque tampoco faltó la de España. Asistieron unas 150 personas que apoyaron con sus aplausos los dos manifiestos que se leyeron. Uno lo leyó Chicho, y el otro, una canaria hija de inmigrantes, Samira El Marassi, como símbolo de las nuevas generaciones. «He nacido y crecido en una sociedad que se caracteriza por su hospitalidad, amabilidad y nobleza (...).A todos nosotros nos duele lo sucedido y el aumento de la violencia en las calles nos deja sin palabras. Les ruego que busquen una solución inmediatamente». A uno y otro lado los asistentes portaban carteles con lemas muy diversos, entre otros, 'No juzgues a Fátima ni a Mohamed por un bulo que escuchaste en la red' o 'No a la hostilidad, a la discriminación, a la violencia, sí a la paz y la convivencia'.
Por su parte, en un acto previo al de esta convocatoria, el edil de Policía de San Bartolomé, Samuel Henríquez, apuntó que la mayoría de los inmigrantes que están en la calle, fuera de los hoteles, se está quedando en el barranco de El Veril, por el entorno del antiguo canódromo. Otros se refugian bajo el mirador de Campo Internacional y otros en el Parque Botánico de Maspalomas. Es este colectivo el que más le preocupa a la alcaldesa, Concepción Narváez, que le ha insistido a la Delegación del Gobierno que es «fundamental» que los efectivos policiales sepa cuántos son y los tenga identificados
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