Canarias enciende la alerta ante el conflicto abierto con Rabat
Tras los episodios de Ceuta, los analistas no descartan que Marruecos focalice sus represalias contra España en la fachada atlántica
Afirma el tópico del análisis político internacional que a España y Marruecos no les queda otro remedio que entenderse pese a los recurrentes conflictos de vecindad. De aplicarse al pie de la letra, el buen entendimiento se vuelve aún más obligado en el caso de Canarias, por proximidad geográfica e intereses compartidos, sin perder de vista que
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las islas suelen pagar la factura de los platos rotos cuando hay turbulencias entre Madrid y Rabat. La crisis diplomática abierta con la llegada masiva de migrantes irregulares a Ceuta alentada por Marruecos en represalia por la acogida en un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ha vuelto a poner en solfa las no siempre fáciles relaciones bilaterales, y de rebote ha encendido las alarmas en Canarias ante un posible giro de la estrategia de desquite marroquí desde el norte de África hacia la fachada atlántica.
«Todo va a depender de cómo decida Marruecos enviar su mensaje de malestar a España», señala Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano especialista en relaciones internacionales, «hasta ahora el lenguaje que ha utilizado no ha sido nada sutil, al permitir la entrada de miles de personas en Ceuta de forma descontrolada. Si Rabat quiere seguir realizando actos de presión contra España podría optar por apretar en los puntos de fricción, algunos de los cuales tienen que ver directamente con Canarias», añade.
Amirah Fernández considera que la premeditada acción marroquí contra España está relacionada solo en parte con la acogida del líder del Polisario -como reconoció el ministro de Derechos Humanos, Mustafá Ramid, al afirmar que el Gobierno de Sánchez «conocía el alto precio de subestimar a Marruecos»-, porque si bien la asistencia médica a Ghali en un hospital español ha sido el detonante que sirve de percha a Rabat para justificarse, señala que «hay además otras razones que tienen que ver con la situación interna del país». El descontento social ante las enormes desigualdades y la precariedad económica, sumado a la pérdida de popularidad de Mohamed VI y al malestar generado por el apoyo a Israel en sus ataques contra la población civil palestina, son algunas de las razones internas que han podido impulsar a Marruecos a buscar un enemigo externo en el que desviar la atención con la excusa del líder del Polisario.
La reacción del Gobierno español y sobre todo las advertencias de Bruselas sobre las consecuencias de una violación del derecho internacional en la frontera sur de la Unión Europea, han llevado por el momento a Marruecos a plegar velas, restablecer el control sobre los accesos a Ceuta y readmitir a la mayor parte de las personas que pasaron a España, salvo los menores, sujetos a protección especial. Pero, ¿se trata de un repliegue real o cabe la posibilidad de que Marruecos cierre la espita en Ceuta y la abra hacia Canarias?
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Una vez más va a depender, en opinión de Amirah Fernández, de que Rabat «haya entendido el mensaje claro y contundente de la UE de que son inaceptables este tipo de acciones hacia los países vecinos», señala, «pero si Marruecos se empeña en generar tensión, incluso interviniendo en la política partidista española, se podría esperar que ponga el foco también en Canarias, porque en el pasado cuando ha habido crisis entre España y Marruecos se ha dejado notar en distintos frentes y uno de ellos es la fachada atlántica», añade.
La clave está en saber hasta qué punto le compensa a Rabat tensar la cuerda, y en esta línea el especialista en relaciones internacionales del Real Instituto Elcano recuerda que si no mide las consecuencias podría salirle mal. «Ya pasó en una ocasión que en Canarias se recuerda bien, que fue la expulsión de Aminatu Haidar -activista saharaui que en 2009 estuvo 32 días en huelga de hambre en Lanzarote-, ahí Marruecos jugó duro pero su posición no hizo más que alentar la causa saharaui y a Haidar como su símbolo, además de encender la opinión pública, para al final tener que admitirla de nuevo en el territorio del Sáhara», indica.
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Por su parte, José Segura, director general de Casa África y autor del libro 'Inmigración irregular por vía marítima, Canarias: una experiencia', considera que el fenómeno migratorio se va a incrementar en los próximos años, aunque la colaboración de Marruecos en la vigilancia de sus costas seguirá siendo un elemento básico para controlar la salida de pateras y evitar la pérdida de vidas en el mar.
A su juicio, el pulsomantenido a lo largo de los últimos años «lo viene ganando Marruecos», con la toma de decisiones unilaterales como la redefinición de su frontera marítima con la ampliación de la Zona Económica Exclusiva hasta las 200 millas, el acuerdo comercial suscrito con el Reino Unido para la exportación de productos hortofrutícolas, que Segura teme que perjudique a los productores canarios, o el acuerdo pesquero con la UE que le permite faenar en aguas del Sáhara Occidental.
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«El futuro viene condicionado por el pasado y para Canarias las relaciones con Marruecos son de enorme importancia porque es nuestro vecino», señala el director de Casa África, «por ello es necesario establecer un diálogo bilateral fluido de igual a igual», concluye.
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