Fuera del Radar · T5
Eusebio perdió las palabras
La historia de cómo Eusebio Sacristán, el mítico jugador y luego entrenador del Celta, el Girona y la Real Sociedad, perdió la capacidad de comunicarse con los demás. De cómo un accidente doméstico puede cambiarlo todo
Transcripción
FUERA DEL RADAR | EUSEBIO PERDIÓ LAS PALABRAS
LUIGI GÓMEZ: ¿Qué tal?, bienvenidos y bienvenidas a nuestras historias.
LG: Una final europea en Wembley…
SONIDOS FÚTBOL
LG: Títulos de liga y copa. 543 partidos de Primera División. Y una retirada soñada en el estadio que le vio nacer. La definición del éxito para alguien que, de niño, pateaba balones contra la pared de una iglesia
SONIDO DE PELOTAZOS CONTRA LA PARED
TERESA SACRISTÁN: Solo he vivido con él la obsesión que tenía con el fútbol. No tenía otra cosa en su cabeza.
LG: Cuando Eusebio Sacristán cumple los 38 años el fútbol en activo se aleja. Tras el adiós al césped, comienza una nueva carrera en los banquillos. Un camino que le lleva al Barcelona, la Real Sociedad, el Celta y el Girona.
EUSEBIO SACRISTÁN: Y eso va a ser para mí un desarrollo positivo en mi vida. Me voy a empezar a alegrar con esa posibilidad.
LG: Pero aparece en el camino una nueva idea.
PEDRO PABLO CRESPO: Él cuando deja el fútbol me cuenta sus inquietudes. Y tal vez por mi experiencia o por mi formación en el ámbito de la educación le dije: «Venga, ¿por qué no nos lanzamos a desarrollar ese camino?».
LG: Un boceto que ya ha cumplido veinte años. Siempre con un mismo objetivo:
ES: todos los niños iban a tener la facilidad para poder formar parte de nuestra escuela. No iban a tener ningún problema.
LG: Ayudar a niños con y sin discapacidad, a socializar a través del fútbol. Un proyecto con el que aportar algo más. Con el que devolver parte de su éxito a la sociedad.
PPC: «Un tío como tú… una fundación. Qué menos». Y creo que en ese momento no sabíamos dónde nos metíamos.
LG: La historia de Eusebio, es una historia de triunfos… de esfuerzos, de recompensas… Una vida a todas luces resuelta…
ES: Cuando hacía el recuerdo de pensar en mi vida, pensé que mi vida había sido un éxito. Entonces empecé a pensar en: «¿Por qué a mí me ha pasado lo que me ha pasado?»
CAMBIO DE MÚSICA
LG: Hasta aquel maldito día…
TS: Es que fue muy duro. Yo siempre digo que nunca voy a poder transmitir el dolor que sentimos, porque no se puede… osea por mucho que cuente no es como vivirlo.
LG: Un accidente que le arrebató, literalmente, las palabras.
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ: Verle tan limitado era un suplicio. Y para él era.. se llegó a plantear muchas cosas.
LG: Un accidente que le obligó a reaprender a vivir.
ES: Alguien me decía. Irá mejorando. «Uff bueno, ¡ojalá'» Pero yo no sé si va a mejorar o no va a mejorar y me voy a quedar toda mi vida así con este problema grave.
FUERA DEL RADAR. EN ESTE EPISODIO: EUSEBIO PERDIÓ LAS PALABRAS
COMUNICADO LEÍDO: 'Valladolid, 1 de enero de 2021. Durante el día de ayer se le retiró el coma inducido de acuerdo con los protocolos habituales, aunque, como ha recalcado a la familia el equipo médico que lo atiende en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, hay que mantener la prudencia y cautela, ya que su estado sigue siendo grave y continúa en el servicio de Medicina Intensiva».
LG: La noche del 30 de diciembre de 2020, cuando estaba con unos amigos, Eusebio Sacristán, futbolista del Barcelona de Cruyff, del Real Valladolid y del Atlético de Madrid, entrenador de la Real Sociedad, el Celta y el Girona, internacional con España, sufrió una caída y se golpeó la cabeza.
JCR: Tuve la desgracia y la suerte de estar con él cuando le pasó y no entraba en nuestra cabeza que pudiera llegar a pasar lo que al día siguiente tenía.
LG: Juan Carlos Rodríguez, compañero de carrera futbolística y amigo desde su época en los juveniles blanquivioletas, fue testigo de todo…
JCR: Parecía inviable, si entró conmigo en la ambulancia, andando, caminando, y me recriminó que le metiera en la ambulancia, que se quería ir para casa. O sea, que el tío estaba bien.
LG: Pero aquel golpe en la cabeza… lo que parecía un susto sin más complicaciones, derivó en un coágulo. En un cuadro que empeoraba por momentos…
SONIDO HOSPITAL. MAQUINA PULSACIONES
LG: …En diez días de coma inducido.
ES: «¿Qué es esto?… Esto es azúcar». Vale, lo he descubierto. Antes no me salía…
LG: Cuando salió del hospital había perdido la capacidad de hablar, de comunicarse con los demás. No encontraba las palabras.
ES: «Es un café. ¿qué es esto? Un bote, una casa… ¿Qué es esto?» Pues lo tengo que desarrollar, que vaya apareciendo en mi mente. Y he tenido mucho tiempo que no me salía la palabra.
LG: Eusebio Sacristán, el capitán en el campo, el entrenador, el líder, alguien acostumbrado a dirigir a su equipo, no podía comunicarse con los demás.
PPC: Si estuviera aquí sentado acabaríamos todos mirándole a él. Siempre pasa. Y hablando poco, pero acabaríamos mirándole a él o esperando a ver qué dice, cuál es la referencia.
LG: Pero el capitán, incapaz de hablar, se sumergió en la negrura. En el pesimismo.
JCR: Estaba encapsulado. Era muy difícil incluso para los que trataban de decirle… parece que se enfadaba con que le dijeras que estaba bien. «Oye, que te estoy viendo desde hace unos días y creo que te veo mejor». A él se le complicaba mucho, ¿no?
LG: Del éxito a la frustración. Del éxito a una pregunta que ya tuvo que hacerse muchos años atrás: Mucho antes del accidente hubo otro «Y ahora, ¿qué?»
NG: Sigue contando la historia Antonio García Encinas.
ANTONIO GARCÍA ENCINAS: Retirarse del fútbol profesional a los 38 años te obliga a empezar casi de cero.
ES: Cuando acaba el fútbol, para los jugadores es duro, porque tienes una vida corta y de repente tienes una vida por delante.
AGE: Una vida sin la adrenalina del fútbol diario para alguien que lleva tanto tiempo sometido al estrés de la Primera División.
ES: Acababa de cumplir los 38 años y entonces en mi cabeza empezaba a pensar: «¿A partir de ahora, ¿qué voy a hacer con mi vida?»
AGE: Su entorno lo tenía claro.
TS: Él si no jugaba, sufría…
AGE: Empezando por su hermana, Teresa.
TS: Entonces es cuando ya se plantea que ha llegado la hora de retirarse. Pero en su cabeza siempre estaba seguir vinculado con el fútbol.
AGE: Le conocía bien, desde luego.
TS: Él lo único que tenía en mente era ser jugador de fútbol. Y no había otra cosa con él. Si estaba en casa ponía la televisión para ver partidos y si no, cogía una naranja y se ponía a regatearte. Eso ha sido su vida siempre.
AGE: Y Juan Carlos, compañero suyo desde la cantera del Real Valladolid, en el Atlético, el Barcelona y de nuevo en el Real Valladolid… él tampoco tenía dudas.
JCR: El caso de Eusebio es muy sencillo porque todos veíamos en él la proyección del entrenador dentro del campo.
AGE: Es un camino natural. Recorrido mil veces por muchos ex futbolistas antes que él.
ES: Acabó mi carrera en el Valladolid, tenía que sacarme el último año de entrenador y lo hice también aquí, en Valladolid.
AGE: Y en ese camino encontró un complemento. Un proyecto de vida paralelo.
ES: Pensaba: «dedicaré mi vida a entrenar, pero ahora mismo tengo mucho tiempo», porque he acabado de jugar, de entrenar, de jugar. «¿Y ahora qué hago?»
AGE: Y ahí apareció una primera idea.
ES: ¿Qué puedo hacer ahora? Ahora puedo dedicar mi tiempo a crear en los pueblos de Valladolid la posibilidad de que los niños puedan jugar al fútbol como yo hice en La Seca.
AGE: Comenzó con unos campus de verano junto a otros ex futbolistas y amigos, como Alberto López, Javi Torres y Onésimo Sánchez. Poco después, tras convertir esos campus en una Fundación, Eusebio recibe una llamada. Es Frank Rijkaard, y acaba de llegar al banquillo del FC Barcelona. Quiere contar con él.
SONIDO TELEDIARIO
AGE: Era el año 2003. Allá que se va Eusebio, que deja al cargo de la Fundación a Pedro Crespo.
PPC: Allí vivía Johan Cruyff, y entonces me llama un día y me dice: «Vente para Barcelona porque a través de Johan he contactado con el director de su Fundación».
AGE: Ese es el momento clave en esta historia profesional paralela.
PPC: Él nos presenta todo lo que hacen… claro, eso era… os podéis imaginar. La Fundación Cruyff trabaja con fondos de las loterías holandesas, apoyan a otras fundaciones, y se ofrece a apoyar a la nuestra. Ellos trabajan mucho la discapacidad y entonces a mí se me enciende una bombilla.
AGE: Y esa bombilla es su propia vida junto a sus padres, ambos sordos.
PPC: Por mi experiencia vital me he relacionado con los sordos en un ambiente de naturalidad, normalidad, hablo la lengua de signos, es mi lengua vehicular.
AGE: Comenzó a ilusionarse con una idea
PPC: «¿Por qué no hacemos un campus en el que los niños de Barcelona, a través de la Fundación Cruyff, y juntamos a los niños sordos de Cataluña un fin de semana? Y a ver qué es lo que sale».
AGE: Y salió, dice Crespo, «una maravilla». Siguieron la recomendación que les dieron desde la Fundación Johan Cruyff. Era ahí donde tenían que centrarse: en la inclusión a través del deporte.
PPC: El deporte no solamente sirve para dar un servicio, no solo a las personas con discapacidad, ahí están los Juegos Paralímpicos, sino que sirve también para que los niños se relacionen, se quiten los miedos, se comuniquen entre ellos.
ES: Y nos hemos ido dando cuenta de cómo hemos podido hacer felices a muchos niños por poder hacer deporte cada semana. Y los padres están contentos de ver que sus hijos se ilusionan con el deporte.
JUMPCUT SONIDOS PARTIDOS / NIÑOS JUGANDO
AGE: Y así, en 2003, comienzan las dos vidas paralelas de Eusebio. Una en los banquillos. La otra, como rostro y nombre de una Fundación volcada en los niños con discapacidad. Durante 17 años, ambas crecen. Hasta el 30 de diciembre de 2020. Una mala caída, un golpe en la cabeza, lo cambió todo.
AGE: Un accidente, un traslado en ambulancia, un coágulo y la amenaza de que podía pasar cualquier cosa. Diez días en coma. Y un retorno a la vida traumático.
AGE: Teresa, su hermana, no ha hablado públicamente hasta hoy. Han pasado más de tres años desde aquella noche. El Eusebio futbolista juega en contra del Eusebio persona. Todo el mundo quiere saber. Todos quieren hablar con él cuando sale del hospital.
GEMMA DE LA ROSA: Yo sabía la dimensión de Eusebio porque ha sido un jugador de fútbol muy conocido, pero la verdad es que nunca me imaginé la avalancha de querer saber, de petición de información sobre Eusebio.
AGE: Pero Eusebio no puede hacerlo. No tiene palabras. Gemma de la Rosa trata de poner orden en la comunicación.
GDLR: En un primer momento, el día que tiene el accidente y el día posterior, el ámbito era muy local. Medios de comunicación locales, mucho grupo de whatsapp, muchos amigos personales…
AGE: Es como un alud que crece de abajo hacia arriba.
GDLR: Pero a partir del día 1 después del accidente, aquello se mueve un poco el avispero y, bueno, se multiplicó…
AGE: De pronto el alcance ya no es local, ni siquiera nacional.
GDLR: Holanda… Bulgaria, Rumanía. Medios de comunicación de fuera y de dentro que querían saber el estado de Eusebio. Y además querían saber todo.
AGE: Eusebio no puede comunicarse con normalidad. No es capaz de poner palabras a lo que ve. Aunque su cabeza lo identifique, su mente no es capaz de traducirlo a palabras. Y lo que es peor. No sabe si será capaz de volver a hacerlo.
ES: Para mí ha sido difícil ese tiempo en el que, aunque tenía a mi familia, tenía mis amigos, no podía hablar con nadie. Solamente escuchar un rato a una persona. Escucho y normalmente no te puedo contestar.
JCR: Él se llegó a plantear muchas cosas. De decir para qué estoy aquí. Lo pasó fatal durante mucho tiempo.
AGE: No estaba solo, pero la tentación de escoger la soledad era más fuerte.
ES: Tenía mucha familia, pero yo lo dejaba, mis amistades, en el punto en que se quedasen con la idea de cómo habíamos sido. «Hemos sido amigos, me acuerdo de Eusebio, he tenido esa relación con él, y tengo esa idea». Pues ya está.
AGE: Sentía que ahora todo iba a ser diferente.
ES: Yo ahora no iba a poder ser una persona que te ofreciese nada. Solamente escucharte lo que me vas diciendo. Pero no te puedo contestar.
LUIGI GÓMEZ: Son los días, las semanas, los meses de las horas eternas, de la incertidumbre más oscura. De darle vueltas al: «¿y por qué a mí?».
ES: Preocupado. ¡Uff! Yo pensaba: «¿Qué hago y qué voy a poder hacer, si no se me ocurre nada?».
LG: De pronto Eusebio Sacristán, deportista de élite, era una persona con discapacidad.
PPC: Bueno, a veces la vida te pone en esas situaciones.
LG: Eusebio y su familia decidieron entonces resguardarse, optar por el hermetismo…
LG: Volvemos después de la pausa
PAUSA
LUIGI GÓMEZ: A pesar del apoyo de su familia, Eusebio se encuentra batallando contra su mente en soledad. Pedro Crespo, mientras tanto, sigue al frente de la Fundación, ofreciendo oportunidades a niños con discapacidad a través del deporte.
PEDRO PABLO CRESPO: Tú has montado una red para que no caigan niños y niñas en depresión o en tristeza, que puedan jugar al fútbol, que puedan ilusionarse con la vida, un espacio donde puedan compartir sus cosas, hablar sin miedos…
LG: Entonces Pedro tiene una idea. La idea, aunque tiene su lógica, es atrevida. Y es él mismo quien se la propone a Eusebio.
PPC: Un día hablamos y le digo: «Pues a lo mejor te viene bien…» Y ¡jo!, pues como que sí, ¿no?...
LG: Sigue contando esta historia Antonio García Encinas.
ANTONIO GARCÍA ENCINAS: Las piezas del puzzle habían estado ahí, frente a sus narices todo este tiempo. Pero es ahora cuando a Pedro se le ocurre que Eusebio vaya a jugar con los niños de la Fundación.
PPC: Empezó a ir, le iba a buscar una compañera, una monitora, Ana, esperaba a que llegaran las 4 de la tarde o las 4 menos cuarto para coger el coche y que le llevara.
AGE: Un cambio de perspectiva.
PPC: Y de repente el fundador de todo esto, el que puso la primera piedra, es el beneficiario.
AGE: Eusebio se encontró, de pronto, entre iguales.
ES: Y me iba y estaba con los niños. Los niños me veían, igual tenían incluso mi camiseta, ponía mi nombre, pero ellos… Ah, este es Eusebio Sacristán. «Vale, vamos a jugar al deporte, vamos a pasarlo bien». Venían a jugar.
AGE: De los rondos vertiginosos de Cruyff a los rondos terapéuticos con los niños.
ES: Iban allí, yo me ponía alrededor pasándoles el balón, me lo pasaban a mí, yo se lo pasaba a ellos y estábamos haciendo todos lo que nos gustaba, lo que nos hacía felices y sin tener un contacto diferente. Somos personas. Yo una persona mayor y ellos unas personas jóvenes. Y estábamos compartiendo una actividad.
AGE: Pase a pase. Toco y me voy, que escuchaba en el Barcelona. Pero esta vez convertido en un toco y vuelvo. En una terapia de reconstrucción.
PPC: Los niños de ahora saben quién es pero no tienen ese vínculo. Ellos pues piensan en Messi o en Cristiano, esa dualidad que tenemos hoy día. Pero él no es para ellos ese referente. Y creo que ahí se encuentra muy cómodo. «A lo mejor en este espacio puedo hablar. Si me confundo no pasa nada, los chicos tampoco me juzgan y si ellos no me juzgan, ¿por qué me voy a juzgar yo?».
TERESA SACRISTÁS: Él en casa solo daba vueltas a 'su proceso', a 'su problema', como él decía. Y entonces eso le venía muy bien, estar entretenido. Y estar haciendo una cosa que al final es lo que sabía hacer. Y que en ese tema no había perdido nada. Entonces, pues muy bien.
AGE: «No había perdido nada». Se refiere al fútbol. A esa pasión, esa obsesión que le ha guiado toda su vida. Y que, quizá sin ser Eusebio consciente, daba esperanzas a quienes le rodeaban.
TS: Él, el fútbol, no lo ha abandonado nunca. Él no podía hablar, no podía comunicarse, pero el partido de fútbol en casa no nos faltaba. Era como si fuese el entrenador del equipo que estaba viendo.
AGE: Aun sin palabras, seguía siendo entrenador. Juan Carlos da fe de esta fiebre futbolera inquebrantable.
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ: Me acuerdo cuando no podía expresarse y en la misma mesa te cogía los vasos para decir cómo estaba jugando su Real Sociedad, que jugaban muy bien y no sé qué… Y le decía: «Me estás liando, Use». Y él me decía: «Pues tú lo tienes que entender, que tú has trabajado con Cruyff…» Y le decía: «No, es que ya no sé cuál es mi chupito».
AGE: El fútbol era parte de su curación y también un poco de luz para los suyos.
TS: También era para nosotros como una esperanza, ¿no? Porque estábamos viendo que dentro de él había cosas que no había perdido. Y en ese tema, por ejemplo, no había perdido nada.
AGE: Aunque incluso en esos momentos aparecía la frustración, un enemigo feroz en todo este proceso.
TS: Vamos a ver, si es capaz de poder decir que este jugador lo está haciendo mal, de que… ¿Por qué no se va a recuperar? Aunque no le salga decir que es, no sé, Oyarzábal o el jugador que fuese, no le salía el nombre. Decíamos bueno, si no tiene importancia. Yo le decía: «Qué más da, tú dices el número 7, o el número 6, qué más da».
AGE: Eusebio, cuando se realiza la entrevista, utiliza muletas con forma de palabra. Una es «desarrollar». Otra es «mentalidad».
ES: Últimamente, que me siento mejor, empiezo a pensar en lo que he estado pensando durante estos últimos años. En que, si mi vida fueron mentalidades cumplidas, ahora tengo una mentalidad, poder hablar con los demás con más normalidad.
AGE: Está en ese camino… ve que hay mejoría.
ES: Y empiezo a pensar para atrás. Y digo: «¿de nuevo va a pasar en mi vida lo que me pasó?, ¿todo aquello que quise conseguir fui a por ello con determinación y lo conseguí?» ¿Fue de casualidad? Para mí no. Para mí fue mentalidad. Lo tenía en mi mente.
AGE: Y la palabra que lo impregna todo es «proceso». Una palabra que dice tanto. Porque la rehabilitación es un proceso y como tal tiene altibajos y un recorrido con final incierto.
JCR: Había que convencerle a veces… a zarandearle incluso. Yo llegué a darle un tortazo una vez con un amigo porque se empeñaba en eso. Yo le decía: «Mira la mesa de al lado lleva media hora ahí y si no le explicas qué te ha pasado esto se da cuenta». Pero eso en aquel momento él no lo veía y cuando no lo ves, es difícil convencerte.
AGE: El papel de los amigos. De un entorno que le ha cuidado al máximo. De los niños con los que ha compartido pases y falta de prejuicios. Y de su hermana, que le ha acompañado durante todo el proceso.
ES: Tere. Que ha sido la persona que se ha dedicado a estar a mi lado en todo ese momento.
TS: Creo que siempre tuve la esperanza de que iba a salir de ello. Y así se lo transmitía día a día…
ES: Aunque no pudiésemos hablar, ella estaba a mi lado. Ella me iba diciendo las cosas, yo la iba contestando a mi manera. Así ha sido mi vida durante este tiempo.
AGE: Y además, aquella lenta batalla interna. Un trabajo intenso, el mismo que le llevó a triunfar en el fútbol.
PPC: Su personalidad tan obsesiva. Cuando quería ser futbolista solamente pensaba en ser futbolista. Que si una naranja en el pasillo, que si en la pared de la iglesia de enfrente de su casa están desgastados los ladrillos de pegarle a la pelota…
AGE: Una constancia enfermiza que ha sido también parte de la medicina que necesitaba.
PPC: Y yo sí que he vivido de cerca esa recuperación. Y jo, le decía: «Use, te puedes dejar llevar o puedes seguir trabajando». Y por muy fastidiado que estuviera, acababa trabajando otra vez.
AGE: Pelotazo a pelotazo, palabra a palabra, Eusebio empieza a reconstruirse.
ES: En los últimos meses me he ido sintiendo mejor, he ido creciendo y ya me aparece la alegría en mi cuerpo. Y esto… ¡Guau, qué cambio! Un cambio, para mí, alegre, importante…
TS: Hay que ir despacito y… Él está capacitado, para lo suyo está capacitado.
ES: A mí lo que más me gusta es el fútbol. Lo que más me ha gustado es jugar al fútbol y entrenar. Bueno. Está en mi vida. Está en mi mente. Está apareciendo. Está apareciendo.
LG: Las dos vidas de Eusebio siguen, pero esta vez más entremezcladas que nunca. El Eusebio que quiere volver a ser entrenador, que sueña con regresar al banquillo, aún comparte juegos y rondos con los niños que le ayudaron a seguir adelante.
LG: Gracias a Eusebio, Teresa, Pedro y Juan Carlos. Y también, por supuesto, gracias a Antonio García Encinas por haber contado esta historia.
LG: Esta ha sido una más de nuestras historias de Fuera del Radar… el podcast de periodismo narrativo que va más allá de la noticia. Soy Luigi Gómez. Gracias por escuchar.
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