Episodio 5
La teoría del círculo
Verano del 97. La investigación no avanza. ¿Hay uno o varios asesinos? El fiscal Salom pide ayuda a la UCO y la unidad de élite de la Guardia Civil empieza de cero. Es hora de perfilar al asesino. El criminólogo Vicente Garrido rodea los asesinatos con un círculo. En el centro está Joaquín Ferrándiz
Transcripción
PODCAST |
EPISODIO 5: La teoría del círculo
NARRADORA GENERAL: Un crimen revela cómo funciona la mente de su asesino, qué pretendía cuando mató. El lugar elegido, los rasgos de la víctima, la ocultación o no del cadáver… Pero detrás se esconde un interrogante mayor, las motivaciones, las causas: qué pudo haber fallado en la vida de esa persona para acabar dándole muerte a otra.
VICENTE GARRIDO: La pregunta de qué hace a alguien un asesino en serie es el Santo Grial de la criminología.
NG: Esta incógnita es el eje y motivación de Vicente Garrido. Su curiosidad es incansable. Se formó como psicólogo y criminólogo en la Universidad de Valencia, donde nació. Hoy tiene 65 años, es profesor y escritor y un referente en su terreno. Su pasión es compartida por 15.000 alumnos cada año en toda España:
VG: Cuando yo decía que estudiaba criminología, me miraban como si era como si fuera un marciano. En fin, no tiene nada que ver. El mundo ha cambiado y se ha producido un boom, no solamente en España, en todo el mundo
NG: Realidad y ficción nos han hecho conocer y temer a los asesinos en serie. En documentales, en series como CSI… Pero en los años 90 esa temida figura criminal sonaba, más bien, al tipo de salvajadas que sólo pasaban en Estados Unidos.
VG: Hace 30 años la idea de un asesino en serie era una cosa impensable
NG: Fue él, Joaquín Ferrándiz, quien cambió nuestra forma de entender el mal.
VG: Los años 90 en España, fueron el pistoletazo de salida para -voy a decir una palabra que igual es un poco exagerada- la normalización del asesinato serial.
NG: Ferrándiz marca un antes y un después. A partir de entonces, la amenaza del asesino en serie se instala en nuestro inconsciente colectivo. Deja de ser un elemento extraño, aberrante o anecdótico. Los que le siguieron, quizá, desafortunadamente, ya no nos sorprendieron tanto…
VG: Tenemos el asesino de la baraja, tenemos el asesino del parque, a Tony King, el asesino de la Costa del Sol, el falso monje shaolín, tuvimos al asesino de Diana Quer… Hemos normalizado la presencia de este asesino en España.
NG: Garrido se los conoce todos; los ha estudiado e investigado y, a veces, se ha entrevistado con ellos. Con Ferrándiz lo hizo:
VG: Aprendí de una manera intuitiva que ganas mucho más a través del respeto que a través del desprecio. Sí, sí. Ferrándiz me enseñó un montón de cosas.
NG: Y quizá esto es lo más curioso del profesor, su capacidad para extraer algo bueno de la pura maldad
VG: Mucha gente se sorprende, ¿verdad? Pero a mí el estudio de los asesinos en serie, en fin, y otros asesinos y hombres malvados me ha ayudado mucho en la vida.
NG: En el caso de Joaquín Ferrándiz el estudio de la mente lo fue todo. Cambió la historia de la criminología y dejó una huella en la vida de Vicente Garrido. Una que podríamos presuponer oscura y macabra, pero que para él cobra otro sentido:
VG: Cuando salgo de una entrevista con una de estas personas, salgo de la oscuridad a la luz y entonces te dices «ah, qué bien se está aquí» y eso me ha ayudado un montón, de verdad. Me ha hecho más feliz.
CABECERA
INFORMATIVOS: «La Guardia Civil continúa investigando la desaparición de una joven de 25 años vecina de Castellón. ¿De quién se trata? Sonia Rubio Arrufat desapareció en la madrugada del domingo en Benicàssim (traducido del valenciano).
NG: Cuando todo comienza, Vicente es profesor titular de la Universidad de Valencia y sigue cualquier crimen con interés personal y académico. Se acuerda, por supuesto, del momento en que se conoció la muerte de Sonia Rubio, también del impacto que causaron los tres crímenes de Vora Riu:
VG: Es ahí cuando te preguntas «bueno, aquí está pasando algo raro».
NG: Él vive esta secuencia de asesinatos con estupor. Pese a ser criminólogo no aprecia, de momento, un nexo entre los dos casos porque los perfiles de las víctimas son muy diferentes. Pero su percepción cambia a principios de 1997, cuando aparece el cuerpo de Amelia Sandra. La quinta víctima.
VG: Yo sí que recuerdo haberme preguntado qué está pasando en Castellón. Porque, claro, Castellón no es Nueva York. Yo ahí sí que recuerdo haber pensado que había que hacer algo al respecto porque esto no era normal.
INFORMATIVOS: «Amelia Sandra García fue encontrada dentro de esta balsa del Pla de les Oliveres, en el término de Onda el pasado 19 de febrero. Su cuerpo presentaba numerosas contusiones en las regiones abdominal, frontal y costal» (traducido del valenciano).
NG: A estas alturas, las investigaciones de los crímenes de Castellón están estancadas. El panorama empeora cuando Claudio Alba, que había sido detenido por los crímenes de Villarreal, queda libre por falta de pruebas consistentes.
SONIDO AMBIENTE MAR
NG: Pero curiosamente, este caso que empezó un verano junto al mar, ese julio de 1995 cuando Sonia Rubio no vuelve a su casa de Benicàssim, empezará a encauzarse también durante unas vacaciones, pero dos años después. Es entonces cuando se produce un simple encuentro entre dos amigos: Juan Salom, el fiscal que investiga el crimen de la joven, y un mando de la Guardia Civil que pasa el verano en la misma zona.
JOSÉ MIGUEL HIDALGO: Y este coronel con muy buen criterio dice «yo no sé si conoces a la Unidad Central Operativa, la UCO. Los podéis incorporar al procedimiento y van a venir gustosamente. Por lo menos el ver o dar su opinión de qué puede haber fallado en la investigación para que este caso, el de Sonia Rubio, no salga adelante.
NG: Y así se hizo. La UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, es el cuerpo de élite que asume los casos delictivos más complejos en cualquier parte de España. En ese momento lleva siete años en funcionamiento y uno de sus miembros es José Miguel Hidalgo, hoy veterano capitán de la unidad y por aquel entonces era sargento. El caso, de primeras, se les antoja complejo.
JMH: Lo que había salido de la inspección ocular prácticamente era cero. No tenías nada con qué cotejar. La víctima había caído en Castellón unos días antes, con lo cual el mundo delictual de allí tampoco nos aportaba mucho. Los amigos tampoco
NG: Tan difícil les parece que piensan que tendrán que convertirse en adivinos.
JMH: Y uno de los compañeros dijo «esto como no tengamos una bola de cristal lo vamos a tener difícil». Bueno, dijimos, pues a lo mejor necesitamos la bola.
NG: Así es como la operación pasa a tener un nombre: 'Bola de cristal'. Y lo que hacen Hidalgo y sus compañeros es, literalmente, empezar de cero. En primer lugar, repasan con lupa el crimen de Sonia Rubio.
JMH: Llegaban a la conclusión de que podía haber sido algo circunstancial. Un merodeador. Alguien que la conociera. Pero nos fallaba algo. Vimos que había algo que no cuadraba.
NG: Hidalgo y sus compañeros exploran conexiones con las otras víctimas para aclarar si deben buscar a un asesino o a varios. Es decir, necesitan saber si hay denominador común. Y lo encuentran.
JMH: En este caso sí que encontramos una serie de conexiones entre víctimas. Esas conexiones al principio van desde la primera, que es Sonia Rubio, en el año 95, a la quinta víctima que sería Amelia Sandra.
NG: Al principio, no es una persona, sino un espacio. Un local.
JMH: Sí se mueven en una zona muy concreta: en Sequiol, un barrio de Castellón, donde hay un pub donde se mueve este grupo de amigos.
NG: Comienzan a plantear una hipótesis. Un perfil: un hombre relativamente joven que se mueve en entornos juveniles, pero con la suficiente edad como para frecuentar la zona de prostitución de Villarreal donde aparecen las otras tres víctimas. Un adulto joven de entre 30 y 40 años.
JMH: Y por otro lado, que tuviera un cierto grado de… ¿Cómo te lo diría? Que tuviera antecedentes por hechos menores. Ese conjunto, ese batiburrillo de muchas cosas que se fueron juntando en esta investigación, dieron, entre otros, con que Ximo estuviera dentro de esa cartera de posibles autores de este hecho.
NG: Se genera así una lista y también la primera sospecha firme sobre un nombre: Joaquín Ferrándiz Ventura. Ximo. Tiene antecedentes penales. Y no cualquier antecedente. Había pasado seis años en la cárcel por violar a una joven en 1989. Y había salido en libertad condicional tres meses antes del crimen de Sonia.
JMH: En este caso hay un violador condenado que se mueve en la misma zona que se movían dos de las víctimas y que además, curiosamente, tiene relación con una de las prostitutas. Porque un hermano de Ximo había sido el novio de una de las prostitutas.
NG: Es una sorprendente conexión: Mercedes Vélez había sido pareja de Javier, el hermano del asesino. Tiempo después, saldrá a luz una foto donde aparecen juntos víctima y verdugo.
NG: Las cosas entonces parecen ir en muy buena dirección pero en España los asesinos en serie eran entonces una novedad. Los investigadores de la UCO, que no tenían formación como criminólogos, trazan este perfil basándose en bibliografía extranjera, pero les ronda una duda: ¿Y si se equivocan? ¿Y si están a punto de ir tras un inocente?
JMH: Ese informe nosotros no podíamos validarlo a nivel judicial porque no teníamos ni la formación adecuada ni los conocimientos adecuados y quizá podíamos meter la pata y victimizar más al autor de un hecho que ya había cumplido su condena.
NG: Otro patinazo como el de Claudio Alba hubiera resultado desastroso… Necesitan una segunda opinión experta y primero la buscan en Estados Unidos.
JMH: Por eso pedimos ayuda al FBI. «¿Nos podéis dar un 'feedback', a ver si estamos en la buena dirección? ¿Si vosotros lo hubierais hecho igual?». Nunca recibimos esa contestación.
NG: Si los americanos no echan una mano hay que buscarla dentro, en España, y en esta encrucijada, la UCO confía en un valenciano: el profesor y criminólogo Vicente Garrido, que ya les había instruido sobre los perfiles criminales en septiembre del 95.
JMH: Esos cursos de formación continua que tenía UCO, uno de ellos había sido en la Universidad de Valencia. Habíamos conocido a Vicente Garrido y dijimos «a lo mejor este señor»...
VICENTE GARRIDO: Causó sensación porque era la primera vez que en España se daba una formación así.
JMH: Era una de las personas pioneras en España. nosotros pensábamos que nos podía ayudar y le presentamos un perfil de Ximo sin decirle que era Ximo.
SONIDO TELÉFONO SONANDO
NG: Suena el teléfono en el despacho del criminólogo Vicente Garrido. Sin saberlo, Ferrándiz ya ha cambiado, indirectamente, otra vida.
VG: El juez de instrucción me invitó a una reunión con la Guardia Civil y él mismo donde me presentaron el caso. Estaba muy, muy emocionado, la verdad. Colaborar en la captura de un asesino en serie. Para mí fue una gran oportunidad. Es uno de los momentos álgidos de mi vida profesional, claro que sí.
NG: No le dicen que ya han fijado su atención en Ferrándiz. Deciden compartir con él la información de los crímenes y le plantean los dilemas iniciales con los que la UCO se había topado: ¿Cuántos asesinos hay detrás de estas muertes? ¿De ser uno, cómo sería ese criminal? Le piden que aplique sus conocimientos, su talento… Garrido debía aportar su informe y empieza lo que él llama «el trabajo de escritorio»:
VG: Estar en la biblioteca, consultando libros, consultando información que tú tienes sobre la criminología violenta en el caso de los asesinos en serie. Y, lo más importante, observar con mucho detenimiento todo lo que estaba anotado, todas las pruebas que había, las fotos de las escenas del crimen, etc.
NG: Expedientes, cientos de folios, horas y más horas pendiente del mínimo detalle. Porque el tiempo apremia y en la mente de todos permanece el temor: ¿Morirán más mujeres asesinadas?
SONIDO CIERRA LIBRO
NG: Tras dos semanas de trabajo, Garrido llega a una conclusión: hay coincidencias entre las víctimas y, probablemente, un único autor. Confirma y enriquece un camino deductivo muy similar al trazado por la UCO. Primera razón:
VG: El criminal utilizaba una serie de rituales que se repetían en los crímenes. Es decir, las víctimas no, no eran simplemente, entre comillas, asesinadas, sino que había ciertos rituales. Por ejemplo, la ropa interior en la boca, las manos atadas…
NG: Rompe también con el esquema policial mantenido hasta ahora, el de víctimas con perfiles diferenciados: Sonia y Amelia Sandra, las chicas con una vida más integrada, y las tres prostitutas de Vora Riu, expuestas al mundo de las drogas, las mafias y los clientes peligrosos… Parecían compartimentos estancos, asesinos diferentes. Pero no.
VG: Para el asesino eran mujeres, todas ellas promiscuas, es decir, utilizando lenguaje un poco soez, para él eran todas putas porque las encontraba en lugares de ocio.
NG: Todas son mujeres jóvenes, todas se mueven de noche, todas aparecen cerca de Castellón, ocultas en parajes y con elementos parecidos en torno a los cuerpos: bolsas, ataduras, ropa interior… El profesor cree haber hallado hasta el propósito profundo del asesino:
VG: Es una mujer que merece ser asesinada por no ser una mujer decente.
AMBIENTE Sonido de tecleo de ordenador
NG: Vicente redacta su informe para describir cómo es el asesino de Castellón. Sospecha, al igual que la UCO, que para matar de ese modo, debe tener antecedentes delictivos. Se sabe que dos de las víctimas desaparecieron de noche, en fin de semana. Y Garrido concluye que el hombre al que buscan lleva una vida normal y, probablemente, tenga trabajo estable.
VG: Que estará muy bien integrado, que no estará casado y viviría solo, o con alguien de su familia, que tendría estudios medios, que sería una persona con un buen autocontrol.
NG: Es decir, que tiene dos vidas. Dos caras.
VG: Pero es que esto es normal, porque si tú no vives esa doble vida, ¿cómo puedes estar matando? Si matas es porque nadie piensa que tú eres el asesino.
NG: Después, Garrido da un paso más e intenta determinar dónde podría vivir el asesino de mujeres. En este punto, es preciso emprender un rápido viaje a Liverpool…
SONIDO David Canter hablando en inglés
Allí un prestigioso psicólogo e investigador universitario gana peso y admiración internacional. Se llama David Canter y tiene 51 años cuando Sonia Rubio desaparece. Ya ha ayudado a la policía británica a capturar a un violador y es pionero en los perfiles criminales. Es el padre de la teoría del círculo. El 'Círculo de Canter'.
VG: La teoría del círculo plantea que si unimos los dos escenarios criminales más alejados de todos, se encuentra el cadáver A y el cadáver X. Y trazamos una línea recta. En definitiva, un diámetro. El sujeto vivirá dentro del círculo.
NG: Garrido se ha empapado de los textos de Canter y de informes del FBI. Ahora saca un compás y traza el célebre círculo sobre un mapa con los crímenes de Castellón marcados:
Primero, los extremos. Onda, donde apareció Amelia Sandra. Y el barranco de Oropesa, donde el asesino abandonó a Sonia Rubio. 38km separan estos dos puntos. Villarreal, donde aparecieron los otros tres cadáveres, queda entre ambos. Garrido ya tiene su diámetro.
VG: Me di cuenta de que había un círculo casi perfecto y cuyo centro era Castellón.
NG: Allí está la probable guarida del asesino, en la capital de la provincia. Una ciudad con 470.000 habitantes en aquella época. Es, por decirlo de alguna manera, su «campamento base». Se desplaza unos 20 kilómetros para matar y ocultar los cuerpos. Luego regresa a casa y sigue trabajando con normalidad…
VG: Él hace esto, ¿verdad? Va alojando a los cadáveres en diferentes lugares geográficos de ese círculo imaginario. Y eso fue lo que planteé a la Guardia Civil, que nuestro hombre viviría en Castellón.
NG: Con todas estas conclusiones, Vicente acude a la segunda reunión con los investigadores. Y las dos visiones cuadran. La inicial de la UCO y la de Garrido. La Guardia Civil obtiene la confirmación criminológica que necesitaba y el círculo se cierra. Dos flechas lanzadas desde diferentes puntos acaban dando en la diana, como el tiempo confirmará.
JMH: Él maquilló ese informe, lo vio positivo y sí que le da un encaje a Joaquín Fernández Ventura que nosotros en ese momento teníamos como sospechoso número uno.
VG: Y es que cuando yo le presenté el perfil, ellos se dieron cuenta que encajaba con uno de los sospechosos. Y básicamente ese era Ferrándiz.
NG: Corren los inicios de 1998 y la criminología española acaba de dar un paso de gigante. Hay esperanza. Hay un nombre. Joaquín Ferrándiz Ventura. Posiblemente, el primer asesino en serie de nuestra historia reciente. La puerta a la resolución del caso comienza a abrirse. Pero la batalla no está ganada. Ni mucho menos. El perfil de un profesor universitario o las sospechas policiales no son suficientes para convencer en un juicio. Necesitan incriminarlo. Y para eso hacen falta pruebas fehacientes o una improbable confesión.
VG: Se pusieron a seguirle 24 horas al día a Ferrándiz.
NG: Dentro de la UCO, se empieza a formar un equipo de vigilancia exhaustiva.
JMH: Hubo momentos en los que en Castellón hubo más de 70 personas desplazadas solo para controlar a un individuo.
NG: Hidalgo es consciente de que hay que actuar rápido.
JMH: Tienes muchísima tensión, muchísima, muchísima tensión...
NG:Garrido también sabe que el ansia del psicópata siempre regresa…
VG: ¿Y si en un momento determinado les despista y mata otra persona? Aquello era un problemón enorme.
NG: Ahora ya saben quién puede ser el asesino pero tienen que atraparle a tiempo:
JMH: Es una bomba de relojería y puede explotar en cualquier momento.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.