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'The Cloverfield Paradox': marketing paradójico

'The Cloverfield Paradox': marketing paradójico

ESTRENOS ·

La tercera entrega de la serie describe las tribulaciones de un grupo de astronautas enviados al espacio para salvar la Tierra en un experimento que puede conseguir lo contrario

Jueves, 8 de febrero 2018

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¿Se acuerdan de 'Cloverfield'? Malamente titulada 'Monstruoso' por estos pagos, fue una buena muestra de marketing viral, léase cómo despertar la curiosidad del personal a base de darle pequeños toques de atención en forma de piezas audiovisuales aparentemente reales que inculcan en el espectador la semilla del “¡quiero ver más!”. Como ya lo hiciera 'El proyecto de la Bruja de Blair', 'Monstruoso' (2008) utilizó magistralmente para su promoción las posibilidades de internet. Imágenes de adelanto de la película se extendieron por la red como un virus, explotando la estética del falso documental para que la sorpresa, y la identificación del público, fuese mayor.

El 'teaser' de 'Monstruoso' se hizo famoso en YouTube. Poco se sabía del filme en un principio, ni siquiera su titulo definitivo, tan sólo su fecha de estreno y que detrás estaba una de las mentes más ingeniosas del momento en materia de acción, intriga y ciencia-ficción. J.J. Abrams, alma máter de la caótica serie televisiva 'Perdidos', era el máximo impulsor de esta cinta con monstruo gigante, 'kaiju eiga' que dirían los japoneses, en la onda de 'Godzilla' y compañía, dirigida por su colega Matt Reeves, ahora reconocido por dar brío al relanzamiento de 'El Planeta de los Simios'. La noche en la que varios jóvenes celebran una fiesta en Nueva York, una criatura del tamaño de un rascacielos llega a la ciudad con terribles intenciones. Contada desde el punto de vista de una videocámara, como 'Rec' y tantas otras propuestas, el filme documentaba el intento de supervivencia de un grupo de amigos en medio de una catástrofe inesperada. En el aperitivo viral se podía comprobar cómo la Gran Manzana estaba siendo asolada por una bestia lovecraftiana que decapitaba sin contemplaciones la famosa estatua de la libertad en un trailer imborrable.

'Monstruoso', apadrinada por J.J. Abrams, el otrora nuevo Rey Midas de Hollywood (Star Trek y Star Wars llevan su impronta), encendió la mecha de la invasión de películas rodadas a la manera de un documental, con la cámara en manos de los protagonistas de la acción, como si fuese la mirada subjetiva del público. Pero la propuesta no era una singularidad única con ansias de remover estrategias de mercado en el sector. Era el pistoletazo de salida de una franquicia conformada por historias diferentes que se conectan unas con otras en un universo conjunto. Así, el siguiente esperado paso fue 'Calle Colverfield 10' (2016), alejada del 'found footage', para nada una secuela al uso. Tan solo compartía una palabra clave en su nombre abriendo la veda de una serie de películas de ciencia-ficción de presupuesto modesto impulsadas por Bad Robot, la productora propiedad de Abrams. Dan Trachtenberg, responsable del cortometraje 'Portal: No escape', adaptación del mítico videojuego 'Portal', debutaba en la gran pantalla en formato largo con un proyecto rodeado de misterio, cuyo rodaje fue llevado en secreto para que no se supiese de qué iba realmente. Contó en el reparto principal con Mary Elizabeth Winstead, la chica de 'Scott Pilgrim contra el mundo', el inefable John Goodman y John Gallagher Jr., visto en 'Las vidas de Grace'.

En la estimable 'Calle Colverfield 10', un cuento asombroso que remite con simpatía a clásicos del género, Winstead encarnaba a una joven que sufre un accidente de tráfico y despierta en una especie de búnker junto a su acompañante. En una suerte de cruce entre 'Misery' y 'La guerra de los mundos', el personaje de Goodman, dueño del lugar, afirma haberlos salvado del día del juicio final. Sin embargo, la pareja está secuestrada, retenida contra su voluntad, perpleja ante la situación, sin saber qué está pasando en el exterior. El extraño hombre que les acoge a la fuerza les habla de un ataque químico, pero la pesadilla en el interior va in crescendo hasta el punto de que el espectador no sabe si el horror está más allá de la puerta del encierro o entre sus cuatro paredes. "Queríamos hacer un pariente consanguineo de 'Monstruoso'”, señalaba Abrams en su día. “La idea se fue desarrollando con el tiempo. Queríamos retener el título el mayor tiempo posible". El germen de esta nueva franquicia despertó filias y fobias. El teaser del filme inicial, uno de los mejores avances en tiempo, prometía más de lo que finalmente daba. Las maniobras de marketing que buscan captar nuestra atención pueden convertirse en un arma de doble filo.

Imagen principal - 'The Cloverfield Paradox': marketing paradójico
Imagen secundaria 1 - 'The Cloverfield Paradox': marketing paradójico
Imagen secundaria 2 - 'The Cloverfield Paradox': marketing paradójico

Excelente marketing

'The Cloverfield Paradox' es la tercera entrega de la serie, estrenada por sorpresa en Netflix al término de la Super Bowl, tras incluirse entre los esperados spots de los estrenos cinematográficos más ansiados del año. Una maniobra comercial tan inesperada como eficaz: 120 millones de personas estaban pendientes del macroevento deportivo. Se anuncia por todo lo alto un filme inédito que puedes ver de inmediato en tu casa en streaming. Un lujo consumista. Los tiempos están cambiando, no nos cansamos de repetirlo, quizás porque no terminamos de asimilarlo. Conocida inicialmente como 'The God Particle', la película iba a ser estrenada en algún momento a lo largo del pasado año, pero todo ha cambiado al formar parte de una novedosa estrategia que encumbra al gigante del entretenimiento online, con su cotización en bolsa siempre presente, el verdadero objetivo de estos destellos de ingenio publicitario. Saben promocionar como nadie, no cabe la menor duda.

El problema de Netflix empieza a ser más que evidente. Es la plataforma de ocio audiovisual más popular y a la vez ofrece a bombo y platillo material de dudosa calidad, quizás el secreto de su éxito. 'The Cloverfield Paradox' no es para menos, lo que ha hecho saltar las alarmas. ¿Se ha estrenado así para dar el campanazo o hay una razón más allá que tiene que ver con su resultado artístico? No ha cumplido con las expectativas creativas de la franquicia, situándose varios peldaños por debajo de sus apuestas predecesoras. Estamos ante una muestra del cine de serie B actual, con un presupuesto a medio gas frente a los blockbusters pero suculento al lado de la mayoría de producciones independientes, nada desdeñable a la hora de ofrecer una historia de ciencia-ficción que se antoja una fusión consciente entre 'Horizonte final' y 'Sunshine', asemejándose peligrosamente en su desarrollo a un episodio de las últimas temporadas de 'Black Mirror'. Dirigida por el cineasta nigeriano-americano Julius Onah, con Daniel Brühl, Elizabeth Debicki, Gugu Mbatha Raw y Ziyi Shang en el casting, describe las tribulaciones de un grupo de astronautas enviados al espacio para salvar la tierra en un experimento que puede conseguir lo contrario. Cruzan las estrellas y empiezan a pasar cosas raras.

'The Cloverfield Paradox' empieza bien, se coge con ganas como espectador, y avanza con interés, bien rodada, remitiendo sin disimulo a 'Alien', la reciente 'Life' y tantas otras propuestas espaciales en la línea, la más cercana 'Geostorm' sin ir más lejos. Sin embargo, una vez explotados los lugares comunes, cuando irrumpe en escena la intriga, el meollo de la cuestión, la nave pierde el rumbo y ofrece serios problemas de guion, a pesar de enmarcarse en el género fantástico. Se abren vías por las que finalmente la película no transita y se mete en un multiverso con varias dimensiones interconectadas del que no es capaz de salir airosa, a pesar del impacto de algunas escenas y puntuales explosiones de comicidad (que tampoco vienen muy a cuento). La unión con el universo Cloverfield resulta forzada, un pegote cuya narración en paralelo es perfectamente prescindible, salvo el plano final, digno de haberse visto en pantalla grande. El futuro del medio audiovisual ya está aquí. Es esto. 'Fast cinema', puro marketing para tus ojos.

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