Turismo, deporte y corrupción
Caso Lezo, la trama del 3% en Cataluña, Operación Púnica, Gürtel, Teresitas, Unión, la supuesta financiación ilegal del PP, caso Bárcenas, Bankia, tarjetas black, caso Palau... España es tan famosa en el mundo por la corrupción política como lo es por el turismo o los grandes logros deportivos.
Todos estos abrumadores casos «aislados» expresan una forma de vida y una forma de gobernar cuyos perpetradores se creen impunes ante la ley y, peor aún, que son conscientes de que una buena parte de los ciudadanos toleran y hasta los envidian por no ser ellos quienes se puedan aprovechar.
Como si toda esta inmundicia fuera poca cosa, en los últimos meses, esa parte de la Justicia que controla el Gobierno de Rajoy se ha visto salpicada por la sospecha de que también pudiera ser parte de la trama, habida cuenta de su empeño en retorcer instrucciones, obstaculizar investigaciones, cambiar fiscales, dar chivatazos u ordenar la retirada de acciones encaminadas al esclarecimiento de posibles actos delictivos.
Una mínima parte de toda esta organización criminal de la corrupción está ya en prisión, buscando, eso sí, cualquier resquicio para que se anule la causa o bien que, como en otras ocasiones, se consiga apartar de la judicatura al juez que la instruye.
Pero lo que aún produce más repugnancia es tener que oír a los tertulianos fanáticos del PP exculpar al Gobierno de Rajoy con el argumento de que hay personas del PP en la cárcel. Como si la entrada en prisión dependiera del Ejecutivo y no de unos jueces que, estos sí, a pesar de todas las trabas que les pone el Gobierno, se empeñan en hacer cumplir la ley.