Parece ser, pero precisa confirmación, que se ha sabido de una persona de procedencia indeterminada que jura no haber visto ni una sola vez 'Qué ... bello es vivir', la película de Frank Capra que es muy buen cine y modelo de eficaz sentimentalismo. Les sugiero para estos días un plan cinéfilo navideño alternativo, en vez de ver por centésima vez 'Qué bello es vivir' o 'La gran familia' con la búsqueda de Chencho por la Plaza Mayor de Madrid, que se ha perdido en medio de un alud de cursilería.
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Les propongo tres títulos muy conocidos que se pueden encontrar en plataformas y que quizá no han visto hace tiempo o nunca, los más jóvenes. Transcurren durante la Navidad, pero carecen de espíritu navideño filantrópico y de exaltación de las bondades familiares. Desde luego en primer lugar 'Plácido', gran obra maestra de Berlanga (con permiso de 'El verdugo') que conserva incólume su corrosiva carga de mala leche. Iba a titularse 'Ponga un pobre en su mesa', pero no lo permitió la censura. Disfrutarán de sus prodigiosos planos secuencias corales en los que cada personaje está en su sitio y suelta los malévolos diálogos escritos por Rafael Azcona. El pobre Cassen como un zarandillo en su motocarro coronado con una enorme estrella polar, los urinarios públicos que custodia Elvira Quintillá, el reparto de pobres por los hogares que les van a dar de cenar por puro paripé y Manolo Alexandre, cojo y desvalido, al que le dura poco la felicidad de quedarse con una de las cestas que reparte, son perfectas pinceladas de esa otra cara de la Navidad.
También puede ser buen momento para revisitar otra obra maestra: 'El apartamento', de Billy Wilder, mordaz comedia agridulce con final feliz. La secuencia del bar de corazones solitarios heridos por la desubicación festiva, con la aparición de un Papá Noel pedo, es magistral.
Y la que me parece la mejor película de Álex de la Iglesia, 'El día de la bestia'. El Anticristo va a nacer en Madrid y Álex Angulo, el teólogo jesuita de la Universidad de Deusto, se propone impedirlo con la ayuda de Santiago Segura, el 'heavy' satánico y de Carabanchel. La hostia ciega que le mete en pleno hocico con el codo su fiera madre, Terele Pávez, me provoca una inevitable carcajada cada vez que la veo.
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En el triste final de 'Plácido', cuando la familia aterida ha conseguido por fin llegar a su mísera casa, y tras la bronca con el tendero que ha ido a reclamar la cesta que se ha quedado Alexandre, una voz infantil canta un villancico cuya letra dice: «…porque en esta Tierra ya no hay caridad, y nunca la ha habido y nunca la habrá». Feliz Nochebuena.
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