Entrar a formar parte del circo corrupto o tragar, callar y mirar para otro lado. Este es el lema que impera en la política española. ... Da igual la formación.Da lo mismo la ideología o si se trata de una escuadra de las denominadas de la vieja o de la nueva política. No es una sensación que se tiene desde el exterior. Es fruto del testimonio de personas que entraron en la política con la mejor de las intenciones y salieron por patas cuando vieron el percal y que nada ni nadie lo iba a cambiar.
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El informe de la UCO sobre las andanzas de Cerdán, Ábalos y Koldo es solo un caso más. En esta ocasión de especial gravedad, ya que atañe directamente al Ejecutivo central. Pero a distintas escalas económicas y en ámbitos territoriales diferentes el 'modus operandi' es muy similar. Si quieren, están en su derecho, acúsenme de generalizar y meter a todos en el mismo saco. Lo acepto. Pero también les digo que negarlo es seguir con una venda en los ojos y creer en pajaritos preñados.
Los partidos, todos, tienen una cuota establecida de golfos y ladrones. Suelen ser los que más ascienden en el escalafón. Después está el resto. Unos intentan entrar dentro de ese círculo, que es donde mejor se vive, siempre y cuando se carezca de escrúpulos, moral y ética, por supuesto. Los que quedan y ostentan cargos inferiores están al margen, saben lo que se cocina pero no saborean ese menú. Les toca guardar silencio y mirar para otro lado para mantener el cargo, con un sueldo y unas prebendas que no conseguirían jamás en el sector privado.
Ante esto, a la ciudadanía solo nos queda el asco, la rabia y rezar para que la UCO actúe.
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