Nuestro vecino mueve ficha

Del director ·

El acercamiento de EE UU a Rabat va precedido de alta diplomacia y análisis de inteligencia

Jueves, 14 de enero 2021, 06:34

La política internacional tiene su propia dinámica y no se paraliza por la pandemia. En todo caso, se modula en función de la misma. Lo digo porque da a veces la sensación de que para España no hay otro asunto que la lucha contra el coronavirus, mientras que otras diplomacias se las ingenian para mantener su rumbo o reorientarlo. Pero en todo caso no se quedan quietos.

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Y se están produciendo cambios de alto significado en la diplomacia internacional y que nos afectan porque se trata de vecinos nuestros. Es el caso de Marruecos, que también se ve azotado por la pandemia, pero que ha encontrado tiempo para dar un golpe en el tablero internacional con su acercamiento a Estados Unidos. Se trata de dos países que siempre han mantenido buenas relaciones pero que en los últimos meses las han estrechado, y lo han hecho introduciendo a un tercer agente que no es precisamente pieza menor en la escena internacional: Israel.

Mientras en España el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos se enredaba con el asunto de la guerra declarada por el Frente Polisario, Rabat movía ficha en el tablero y conseguía el reconocimiento de Washington al plan marroquí de autonomí para el Sáhara Occidental, mientras que el gesto simbólico de un primer vuelo comercial entre Israel y el país magrebí es, como decían al final de la película 'Casablanca', el comienzo de una gran amistad.

Lo fácil ahora es escudarse en que los gestos de EE UU hay que ponerlos en cuarentena porque los toma la Adminsitración de Donald Trump cuando está en tiempo de descuento en la Casa Blanca. Pero no nos llamemos a engaño: detrás de ese aval a la soberanía marroquí del Sáhara Occidental, de la apertura del consulado de EE UU en Dajla y de esa buena relación entre Israel y Marruecos, se encuentra un trabajo de alta diplomacia avalado por sesudos análisis de inteligencia. Y tampoco hay que ser un lince para intuir lo que ha visto Washington en Rabat: el compromiso de luchar contra el yihadismo. Añadamos a esto que, de paso, Estados Unidos refuerza sus relaciones con un país que tiene un vecino -Argelia- que hasta la fecha estaba más próximo a las tesis de Rusia, presente además en ese avispero igualmente próximo que es Siria.

Digo todo esto porque a veces abrir los ojos es conveniente. El mundo se mueve y es verdad que la pandemia nos tiene atenazados, pero en el tablero internacional es mejor saber por dónde caminan las otras piezas.

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