Un varapalo y un correctivo

Del director ·

Lo cierto es que ahora toca confiar en la respuesta ciudadana

Martes, 11 de mayo 2021, 06:39

A Canarias le toca ser la primera en casi todo lo relativo con el coronavirus covid-19. Repasemos: fuimos el primer lugar de España con un caso positivo;también asistimos al primer confinamiento, con el hotel de Adeje cerrado a cal y canto durante días; fuimos también los primeros en saber qué era eso del turismo cero por la covid-19, pues el virus llegó con la temporada alta aún activa en las islas; y ahora somos la primera autonomía que comprueba las lagunas de la fórmula ideada por el Gobierno de Pedro Sánchez al no extender el estado de alarma. El domingo el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) asestó un varapalo al Ejecutivo regional al tumbar las dos más medidas más restrictivas (toque de queda y la posibilidad de cierres perimetrales) y ayer, por si había alguna duda, le dio con la puerta en la narices (con la elegancia debida en materia judicial) al subrayar que no hay encaje legal para aplicar aquellas dos medidas. Ya llorar al Tribunal Supremo...

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No entraba en los planes del Gobierno una resolución de ese tipo y menos aún la severidad del segundo auto. Si lo hubiesen sospechado, el Ejecutivo lo tenía fácil: se apuntaba, como la mayoría de las autonomías, a no fijar restricciones y fiarlo todo a la colaboración de los ciudadanos. Pero, claro está, este Gobierno canario está en sintonía con el central, por más que en varias ocasiones desde Madrid lo hayan dejado en la mar y sin remos -recordemos el episodio de las pruebas de antígenos para turistas-. De manera que parece que el Gobierno canario se creyó que en Madrid habían hecho bien las cosas o aquí decidieron ser cobayas en esto de ver qué piensan los tribunales. Cuesta decidir cuál es de las dos opciones ofrece una lectura más benévola de la decisión política adoptada.

Lo cierto es que ahora toca confiar en la respuesta ciudadana. Esperemos que no sea como en Madrid, Barcelona y otras ciudades peninsulares. Allí hemos visto el disparate que supone trasladar al ciudadano que libertad y hacer el tonto son la misma cosa. Y, sobre todo, allí hemos comprobado la pasividad de quienes tienen que hacer que se cumplan las normas. Porque es verdad que no hay estado de alarma y que, como sostiene el TSJC, no puede haber toque de queda, pero el botellón, o sencillamente beber alcohol en la vía pública, no cabe en el ordenamiento actual. Lo digo porque en esas imágenes tan lamentables hemos visto a mucho descerebrado pero también hemos visto a policías locales y nacionales haciendo de testigos. Como si no fuera con ellos.

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