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La suma independentista

Primera plana ·

Y con ERC sintiendo cerca la presión de Junts y la CUP, no puede ceder más ante La Moncloa

Rafael Álvarez Gil

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 15 de febrero 2021, 06:40

Gana el independentismo, en votos y escaños. Y hubo 'efecto Illa'. Aunque el PSC de ahora no es el catalanista de Pasqual Maragall ni el que nunca tragó Alfredo Pérez Rubalcaba sino que, a efectos prácticos, suplanta el espacio de Ciudadanos. Que Salvador Illa quede en primera posición, en término parlamentarios, rescata el recuerdo que tenemos en Canarias con Juan Fernando López Aguilar en 2007: el ministro enviado desde Ferraz que logra un buen resultado pero no tiene margen de maniobra para gobernar. Pedro Sánchez pretendió instrumentalizar a Illa para preservar el respaldo de ERC en Madrid y explorar la vía de un tripartito en Catalunya. Pero la fuerte irrupción de la extrema derecha constriñe a ERC que se verá forzada a negociar con Junts y la CUP.

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Así las cosas, y habiendo ganado el soberanismo, resulta complicado el tripartito. En realidad, paradójicamente se ha dado ese posible que ensoñó Sánchez y Pablo Iglesias, pues dan los números, pero en ERC apunta que primará el alma independentista ante cualquier otra tentación. Y con ERC sintiendo cerca la presión de Junts y la CUP, no puede ceder más ante La Moncloa y la mesa de negociación (que no ha castigado a ERC en las urnas) tendrá que ser una realidad más allá de la quimera de que piensen de que el PSOE aceptará el referéndum de autodeterminación y ponerle fecha.

Por otro lado, la llegada notoria de Vox al Parlamento catalán descarga secuelas en el resto del Estado. Supone una indiscutible sacudida dentro de la bancada de la derecha el 'sorpasso' que Santiago Abascal les ha propinado a Pablo Casado e Inés Arrimadas, precisamente en el que era su feudo y lugar de origen. Ciudadanos está amortizado y Vox seguirá primando en otras sedes parlamentarias donde los populares tendrán que reaccionar para no verse superados. Tarea difícil para Génova, más en unas comunidades autónomas que en otras.

Para el PSOE y Podemos, en cuanto a Gobierno de coalición, no se ha resuelto nada. Intentarán embaucar a ERC. Iglesias no cosecha el chasco de Galicia y Euskadi. No obstante, ya no tiene en Catalunya la fuerza social de antaño cuando imperaba la ola ungida por el 15M y el rechazo a los recortes; Ada Colau y sus correligionarios se han quedado comprimidos por los dos bloques territoriales, incapaces de vertebrar mayoritariamente una tercera vía. Eso sí, la marca catalana de Podemos y la CUP tendrán la faena de enfrentarse retóricamente a Vox.

Casado ha visto cumplirse los peores pronósticos. Y algunos medios de comunicación editados en Madrid, conservadores y liberales, ahondarán en la crisis del PP. El mismo partido que masculla que se repita un 1996 o 2011 y, por ende, le llegue su turno en el poder; un esquema que ha decaído por completo. De hecho, la aparición de la ultraderecha no deja de ser un síntoma, otro más, de la deriva de la Segunda Restauración. Una tendencia que Catalunya ha espoleado hace más de una década, y sigue sin zanjarse.

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