Otro sondeo, similar tendencia
Primera plana ·
De nada sirve el ruido político y mediático, si no manejas los mecanismos del sistema electoral, si no tienes interiorizado su operatividad y comportamientoAyer el diario digital 'Infolibre' publicó un sondeo, elaborado por SW Demoscopia, que se suma al ya descrito por otros a modo de tendencia: el bloque de las derechas (158 actas) es superior al de las izquierdas (149 representantes), pero estas últimas junto a los nacionalismos periféricos resulta imparable en el Parlamento. Si atinamos en el detalle, el PSOE se sostiene como primera fuerza (28,4% de los votos) gracias a Podemos (lo que pierde por el centro se lo 'presta' Pablo Iglesias) y la ultraderecha sigue avanzando. En concreto, la proyección de escaños es la siguiente: PSOE, 122 (+2); PP, 89; Vox 59 (+7); Podemos, 27 (-8); ERC, 13; Ciudadanos, 10... Eso sí, el PSOE de Pedro Sánchez sigue obteniendo peores resultados que el de Joaquín Almunia en marzo de 2000 (125 diputados), cuando la mayoría absoluta de José María Aznar. Recordemos que, la misma noche electoral, en un gesto de honestidad hoy impensable, Almunia dimitió. Eran los tiempos del bipartidismo, pero Sánchez apostó en diciembre de 2015 y junio de 2016 a resistir en Ferraz al precio que fuera.
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Con estos números, la izquierda seguirá gobernando a nivel estatal. Otra cosa es que implicará una reforma territorial y, de forma consustancial, del sistema político. Pero eso no será tan inminente. O lo será tan solo en la medida que ERC y EH Bildu quieran. Mientras tanto, nos aproximamos al 14F en Catalunya donde, primero, habrá que solventar que ciertamente ERC supere a JxCat (sigue habiendo dudas) y, segundo, qué Gobierno se conforma entonces y el rol de posible apoyo que juegue el PSC a un potencial tripartito de izquierdas. Si esta fórmula de gobernanza fracasa, Ferraz tendrá un serio problema en 2021.
De nada sirve el ruido político y mediático, si no manejas los mecanismos del sistema electoral, si no tienes interiorizado su operatividad y comportamiento. Al común de los mortales, es natural, se le escapa. Y muchos son víctimas de los discursos panfletarios de unos y otros, lanzando a la protesta a la ciudadanía ignorando si, en realidad, pueden o no revertir el tablero. En plena pandemia vimos cómo en los barrios más distinguidos de Madrid tomaba la calle la derecha sociológica aupada por un Pablo Casado crecido y un Vox dispuesto a un chutazo de patriotismo sin parangón. Ahora, pasado unos meses, siente una enorme impotencia ese cabreo ciudadano que clamaba una supuesta libertad lesionada y cargaba contra Sánchez e Iglesias. Pero tan o más pueril es la creencia instalada en los poderes fácticos en Madrid que sostienen que el bipartidismo de antaño retornará por arte de birlibirloque. Para nada. Las victorias del PSOE son pírricas, pero queda en primera posición. Que el PP vuelva a ganar en las urnas se antoja una tarea quijotesca en cuanto que persista la existencia de tres marcas electorales en la derecha. Los rugidos de Vox son el mejor aliciente para que la izquierda siga gobernando. En el PP, aunque sea en silencio, recriminarán a Mariano Rajoy no haber dimitido durante las jornadas que se debatía la moción de censura en 2018. Aún no había irrumpido Vox. El PP tiene todas las papeletas para tornarse en las siglas sistémicas de una oposición indefinida. Una travesía por el desierto sin final.
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