Semana Santa

Del Director ·

Por aquello de buscar consuelo en el mal ajeno, miremos a Alemania

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 24 de marzo 2021, 23:55

Al paso que vamos, la Semana Santa será como las de hace décadas: recogidos en casa, con la televisión ofreciéndonos películas religiosas y de romanos y con tiempo de sobra para la reflexión y la vida contemplativa... Más o menos lo que fue un confinamiento pero con Netflix y otras cadenas de servicios audiovisuales.

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El Ministerio de Sanidad se enredó ayer con el asunto de un toque de queda que después no lo era y con unos cierres a las ocho de la tarde de los comercios no esenciales que finalmente quedará al criterio de las autonomías. Para ese viaje, sobraban las alforjas. Y si Sanidad no pretendía montar tal lío, ya debería saber a estas alturas del campeonato que la cogobernanza conlleva que las autonomías que no son de la misma cuerda política que el Gobierno central aprovechen cualquier oportunidad para embrollarlo todo.

Si hay que confinar o medio confinar, pues se dice y se apechuga con el coste político que tiene para quien adopta la medida. Lo que no es de recibo es que un día nos digan una cosa, al siguiente se nos haga creer que van a cambiar las medidas y luego ni lo uno ni lo otro. Hay sectores económicos que no soportan tal grado de incertidumbre, con el añadido de que llevan así demasiados meses. ¿O cómo puede planificar un empresario de hostelería las compras que precisa y la facturación que puede hacer? Porque si se va a un cierre de comercios y otros negocios no esenciales a las ocho, pues la mayoría de locales de restauración echarán el candado cuando se levante el último comensal del mediodía.

Como tampoco es de recibo que se pusiera esa opción sobre la mesa del debate político y que, sin embargo, las fronteras sigan abiertas para los visitantes extranjeros pero cerradas para que los residentes puedan hacer turismo interior. Insisto: cosas de la cogobernanza, pero también de la caótica gestión de Europa en su conjunto, pues es la primera en defender el tránsito internacional casi sin controles efectivos.

Por aquello de buscar consuelo en el mal ajeno y no fustigarnos en exceso, podríamos mirar a Alemania. Los que llevan meses diciendo que España debería seguir el ejemplo de cómo Angela Merkel ha sabido combinar decisiones federales con el margen de autogobierno de sus estados, a ver cómo explican el desaguisado de las últimas 48 horas: una reunión maratoniana para imponer medida restrictivas severas y luego la canciller dando marcha atrás y asumiendo el error.

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Pero mal de muchos...

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