¡Por allí resopla!

Ángel Víctor Torres es el primer presidente de Canarias que lleva en la mochila un traje ignífugo para ir apagando fuegos. Ya se ha hablado demasiado del infortunio constante en el que vive el jefe del Ejecutivo regional, al que se le está quedando tipín de gafe apostado junto a la ruleta. Incendios, ceros turísticos y un virus galopante que, por contra, todo lo tapa, son las principales características de este gobierno floral que flota sobre sus acentuados egos.

Por si fuera poco, al legislador de Arucas se le ha colado entre tanta brecha la peor cepa que le puede tocar gestionar a un líder del PSOE en Canarias que no es otra que el propio PSOE en Canarias y sus guerras transversales entre su burguesía liberal y los forjados en el municipalismo rural. Guerras en las que ya se pueden imaginar que bando si no siempre gana, nunca pierde.

«Por allí resopla», debe gritar el líder del Gobierno autonómico cuando intuye a su alrededor los movimientos de su gran ballena blanca, el 'franquismo' interno que todo lo agita y que con sus formas de pulpo en un garaje agita sus tentáculos mediáticos para desestabilizar su propio ejecutivo. Quién sabe si con el oscuro deseo de volver a compartir secretos de alcoba junto a Coalición Canaria pese a antecedentes tan notables como la puñalada trapera de la Navidad de 2016.

Torres parece convencer al ciudadano con su pulso ante los numerosas crisis con las que ha lidiado, o eso dicen las encuestas cocinadas estos meses. Pero debe actuar con firmeza ante las soterradas maniobras internas que le llevan a situaciones injustificables como la que rodea el nombramiento de Blas Acosta. Hay quien lleva muchos años haciendo fontanería y burlándose de ese principio que debería imponer que la política se debe proyectar hacia los ciudadanos, no hacia el interior de los partidos.