Redondo y los años de Ican
Primera plana ·
No era nada extraño tropezarte con él en las librerías y servir la ocasión para compartir al instante títulos de novelas y ensayos1993 fue clave en el itinerario de la política y la evolución del sistema de partidos en el archipiélago. Un punto de inflexión. Fue el curso de la moción de censura al PSOE. Y allí estaba, junto a otros, Fernando Redondo. Uno de los diputados que Iniciativa Canaria (Ican) cosechó en 1991 por la circunscripción de Gran Canaria: Antonio González Viéitez, que encabezó la lista, José Mendoza (luego llegaría a consejero de Educación) y el propio Redondo que iba como número tres. De aquello saldría posteriormente la creación de CC en la que, desde entonces, tanto lo que era Ican como las consecuentes marcas hasta llegar a la escisión de NC, fueron la base de CC en la isla. Desde la división nacionalista en 2005, CC ha ido en Gran Canaria perdiendo fuelle progresivamente hasta la fecha, teniendo que rebuscar alianzas para presentarse a las diversas instituciones. Esa experiencia de militancia en la izquierda canaria la vivió Redondo que, con los años, fue dando lugar a un segundo plano donde acabó por primar su compromiso social e inquietudes como economista. Sin obviar que fue consejero de Política Territorial en el Gobierno de Manuel Hermoso, justo tras negarse Oswaldo Brito fruto de que no podría controlar el área de Medio Ambiente que pasaba a ser una viceconsejería dependiente de Presidencia.
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En aquel Parlamento de la década de los noventa había escuderos (ya no digo primeros espadas) con cierta talla y de todos los colores ideológicos: Augusto Brito, Carmelo Padrón, Tomás Van de Walle, los mencionados Viéitez y Redondo… Personas que no solo ocuparon un escaño sino que se encargaron por sí mismo de otorgarles entidad en su ejercicio. Dirigentes con los que se podía mantener una conversación e intercambio de ideas con soltura, sin pasar apuros ni por las formas ni por el fondo. Pensamiento. Eso sí, la igualdad de género en la composición de la Cámara brillaba por su ausencia. Aún no había aterrizado la profesionalización de los partidos que asola al parlamentarismo y la vida interna de las organizaciones ahondando en un empobrecimiento que atenaza la credibilidad y operatividad de la democracia representativa. Un síntoma que, con el tiempo, en la trayectoria de Redondo se puso de manifiesto otra vez cuando tuvo que reclamar públicamente que le relevasen como presidente del Consejo Económico y Social, atalaya privilegiada desde la que contempló la Gran Recesión de 2008 y sus secuelas. Y es que a Redondo le hubiera gustado seguir aportando ante esta crisis actual que nos atañe. No era nada extraño tropezarte con él en las librerías y servir la ocasión para compartir al instante títulos de novelas y ensayos que podrían gustar.
La política fue para Redondo una etapa más. O, mejor dicho, siguió haciendo política desde diferentes enfoques y testimonios al calor de las circunstancias. A veces de naturaleza institucional o académica, otras desde plataformas cívicas donde denunciar la situación de la educación pública. Y siempre su quehacer destiló su defensa de Canarias, la misma que en su día le llevó a integrarse en la plancha de Ican.
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