Otra vez mirando a Cataluña

Del director ·

¿Es el candidato idóneo el señor al que la he tocado lidiar con la crisis sanitaria?

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 4 de enero 2021, 10:00

A Salvador Illa lo mandan a Cataluña como al capitán Willard en 'Apocalypse Now': a ver si da el coronel Kurtz del independentismo y lo mete en vereda. Esperemos que en ese particular a los infiernos de la política catalana, Illa no caiga en la tentación que sí tuvo Willard de confundirse con el otro y acabar tan o más majara que él.

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No es la primera vez que un presidente del Gobierno manda a un ministro a encabezar una candidatura autonómica. En la memoria de muchos está lo que hizo José Luis Rodríguez Zapatero con Juan Fernando López Aguilar, pero en aquel momento fue más bien un destierro. López Aguilar sobresalía en exceso y en aquel corral solo podía mandar uno, que no era otro que Alfredo Pérez Rubalcaba (qepd). Así se escribió aquella historia, aunque la versión oficial la edulcorase bastante.

Ahora Moncloa busca que el ministro rompa la inercia de un creciente voto nacionalista y dar un golpe en un tablero donde en el bando constitucional no está muy claro que va a pasar en las urnas, pues Ciudadanos se desangra, el PP intenta levantar cabeza cogiendo los restos del partido de Inés Arrimadas y Vox amenaza con entrar en el Parlamento e incluso rebasar a los populares.

¿Es el candidato idóneo el señor al que la he tocado lidiar con la crisis sanitaria? Pues según se mire. Si se busca conocimiento popular, desde luego que es de los políticos más populares en el último año. Se busca prestigio, entonces es otro el resultado de la pregunta. Pero creo que por encima de todo Pedro Sánchez busca un revulsivo y que llegue de la mano de alguien a quien no le importe tender puentes con ERC. En ese perfil encaja Salvador Illa, que ha demostrado nervios de acero.

De paso, la jugada de Moncloa apunta a una clara concesión al soberanismo catalán, pues teóricamente el relevo de Illa en Sanidad será la canaria Carolina Darias, que no es precisamente santa de las bendiciones de ERC. En su lugar entraría Miquel Iceta, que ha jugado a arquitecto del diálogo con el partido de Rufián.

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En cuanto a Darias, lo único bueno de este movimiento -si finalmente se consuma- es que sería de las pocas que tiene asegurada ya la continuidad en el Gobierno si la remodelación es mayor, como se da por hecho en los círculos madrileños. Si hace un año le hubiesen dicho que le tocaba la cartera de Sanidad, seguramente habría pensado que era un regalo por el escaso margen competencial. Ahora es casi una penitencia. Y para Canarias también lo es que deje la cartera actual.

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