¿Miedo? Cero

Al fin comienza en España y en la Unión Europea la vacunación masiva contra el maldito Covid-19, que ha transformado nuestra existencia en un infierno durante este 2020 que por fin se va por donde nunca debió venir.

Entre algunos (o muchos) existen muchas dudas y temores frente a las vacunas (primero llega la Pfizer y después las restantes una vez logren la aprobación definitiva de los expertos sanitarios de la UE). Lo entiendo, porque es algo nuevo y el periodo de gestación de la misma ha sido muy rápido, aunque los científicos advierten una y otra vez que se han seguido todos los pasos obligatorios.

Cuando me preguntan mi opinión soy tajante. Mi temor ante la vacuna contra el coronavirus es cero. Ni el más mínimo. Confío plenamente en que será eficaz y si me genera algún efecto secundario, estará a años luz de lo que sufriría si el coronavirus se adueña de mi organismo. Les respondo también dejando claro que, además, no hay alternativa. El camino sin la vacuna es claro: la destrucción total. Los que sobrevivan al virus dudo que pudieran hacerlo en un alto porcentaje al proceso de canibalización que experimentaría el planeta. Nos mataríamos unos a otro, porque la economía, digan lo que digan los economistas, no resistiría otro año como el 2020. Tampoco lo soportaríamos a nivel anímico, porque salvo una guerra, pocas penurias mayores de las padecidas de enero hasta ahora se me ocurre que pasemos.

Lo que también me genera muchísima tranquilidad frente a estas vacunas salvadoras es que Fernando Simón no ha intervenido en ninguno de los procesos que ha llevado a sus elaboraciones.