La guerra y el limbo del PP

Del director ·

Las formas son importantes, y lo son todavía más en un partido que gobernó y que aspira a hacerlo otra vez

Lunes, 28 de febrero 2022, 23:37

Con las bombas cayendo sobre territorio de Ucrania y con la economía mundial ante el riesgo de otro colapso, lo del Partido Popular suena casi a una minucia. Hace una semana estábamos todos pendientes de la guerra abierta entre Pablo Casado y Teodoro García Egea, por un lado, e Isabel Díaz Ayuso por el otro. Tras el triste episodio del escrache en las puertas de la sede nacional de esa formación política, vino la defenestración de García Egea primero, y luego la de Casado, que teóricamente se consumará hoy.

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La velocidad y la intensidad de los acontecimientos hace que casi nos hayamos olvidado del asunto, pero conviene tenerlo presente, incluso en relación con la crisis bélica en Europa. Lo digo porque cuando más necesario se hace saber cómo respiran todos los partidos y qué podría suceder si la guerra se expande a otros estados o si España, por su condición de miembro de la OTAN, se ve con la solicitud de enviar tropas para la participación activa en la guerra, no es de recibo que el principal partido de la oposición esté prácticamente mudo.

Al margen de si es Casado quien sigue transitoriamente o si se acelera el desembarco de Alberto Núñez Feijóo, la situación internacional es tan grave que España no se puede permitir el lujo de ese vacío político en el bando conservador. Más aún cuando a la derecha del PP hay un partido que un día está del lado de las tesis nacionalistas de Putin y de repente lo utiliza para señalar a Podemos como herederos del comunismo soviético...

Si recordamos la intervención de Pablo Casado la pasada semana en el Congreso, cuando prácticamente se despidió de su condición de líder del partido, el sentido de Estado debería imperar hoy, de manera que la transición orgánica se acelere con un congreso. Y ese mismo sentido de Estado debe llevar a Núñez Feijóo a tomar las riendas como debe ser, esto es, en un congreso extraordinario abierto a la participación de la militancia. Decía hace unos días en una tertulia radiofónica el periodista de 'La Vanguardia' Enric Juliana que la sucesión en el PP no podía seguir los parámetros de los reyes godos, que cuando uno moría, se reunían en cónclave urgente unos cuantos señores y decidían quién cogía la corona.

Las formas son importantes, y lo son todavía más en un partido que gobernó y que aspira a hacerlo otra vez. Como también es clave que un partido de esas características esté activo ante una crisis bélica que nos puede afectar. El PP, por tanto, no puede seguir en un limbo.

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