Foto de archivo de una persona con discapacidad. C7

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Incivismo y discapacidad

Gaumet Florido

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 23 de septiembre 2025, 23:51

Plaza de San Juan, en Telde. Es domingo, víspera de la Subida del Cristo. Típico día de mucha afluencia. La feligresía es diversa, pero entre ... los incondicionales hay bastante gente mayor y también muchas personas con problemas de movilidad. Hay una plaza reservada para este tipo de colectivos y, sin embargo, ¡sorpresa! ¿Está ocupada? Sí. ¿Por un usuario autorizado? No. Un señor en actitud de espera y con los cuatro indicadores encendidos. Uno se acerca, le hace ver que hace mal y accede a regañadientes a dejar libre la plaza.

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Pero es que acto seguido la ocupa otro coche. La conductora se baja rauda hacia la iglesia y otra vez un ciudadano se ve en la necesidad de afearle la conducta. Se la ve como turbada. Se excusa. Fue un despiste. No vio la señal. Parece creíble. Sin embargo, los hechos cantan. Dos infracciones en 20 minutos. Y así todos los días. Ya sea por inconsciencia o por falta de empatía, quien al final paga los platos rotos es el más vulnerable, aquel que no puede aparcar en cualquier lado.

¿Es tan difícil actuar con civismo? Basta con pensar en los demás, aunque la inercia y las prisas nos empujen a lo contrario. No puede haber un policía en cada esquina, así que nos toca a nosotros, en tanto que ciudadanos individuales, tomar conciencia real de las molestias que podemos causar y respetar normas tan básicas de convivencia.

Por eso, si no los necesitamos de verdad, no colapsemos los ascensores del aparcamiento del hospital; esperemos por el baño que nos toca y no atajemos por el habilitado para personas con discapacidad (entono el mea culpa, yo he llegado a hacerlo), y no obstaculicemos con el coche las rampas en aceras para sillas de ruedas. No es tan difícil. Y tampoco cuesta dinero.

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