El año arranca en materia migratoria igual que terminó: con un repunte en la llegada de embarcaciones procedentes de las costas africanas. De hecho, en ... la Nochevieja hubo quienes, en lugar de disfrutar de las uvas, tuvieron que trabajar a destajo para auxiliar a hombres y mujeres que se habían jugado la vida por un futuro digno subiéndose a cayucos, pateras o lanchas neumáticas rumbo a las costas.
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Para abordar la crisis migratoria, este martes estará en Tenerife la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, que tiene previsto algunos de los recursos de acogida, hablará con migrantes y con quienes los atienden. Vendrán para ello acompañada por la secretaria de Estado de Migraciones, Pilar Cancela, y el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana.
La visita evidencia dos cosas: 1) la gravedad de la situación y 2) que el Gobierno central ha agudizado la sensibilidad al respecto ahora que el voto de Coalición Canaria en el bando de la mayoría parlamentaria que hizo posible la investidura de Pedro Sánchez, como también lo estará en el sí a la aprobación de los presupuestos estatales cuando sean enviados a las Cortes. Afirmar esto último no es mezclar churras con merinas: es dejar constancia de que, como diría el propio Sánchez, de la necesidad se hace virtud, de manera que aquel voto de Valido ha vuelto algo más virtuosos a los ministros cuando se encuentran con que Canarias vive un repunte migratorio que no parece tener fin.
¿Qué puede hacer la ministra de Inclusión? En su mano está garantizar los recursos precisos para que la atención sobre el terreno a los migrantes sea la debida, cosa compleja por el hecho insular y porque el fenómeno de las llegadas no es regular en el tiempo, de manera que a semanas de aparente calma suceden otras de arribadas intensivas. Pero, sobre todo, la ministra tiene mucho que decir, y que hacer, en lo relativo a los menores no acompañados. Una cosa es que la competencia sea autonómica y otra que no se pueda arbitrar un mecanismo de reparto entre autonomías que impida que haya gobiernos regionales que se pongan de perfil. O que sencillamente mantengan que un inmigrante llega Canarias, el problema es del archipiélago, tanto si se trata de un mayor de edad como un recién nacido. Y ese discurso se ha implantado en algunos ejecutivos regionales, sobre todo desde que Vox ha entrado a formar parte de ellos o es su sostén en los parlamentos autonómicos.
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