Se supone que Pedro Sánchez hará este sábado un acto de contrición ante el máximo órgano federal del Partido Socialista entre congresos y anunciará una ... remodelación de la dirección del PSOE. Si se queda en eso, habrá que dar la razón a Sumar:no ha entendido el alcance de lo que ha pasado y de la reacción que está produciendo.
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La crisis no se limita a tres personas, esto es, Cerdán, Ábalos y Koldo, y media docena de empresarios. Puede que sean ellos los que se acaben sentado en el banquillo de los acusados, pero el alcance de lo ocurrido va mucho más allá. Estamos hablando de una presunta maraña corrupta que funcionó durante años en el Partido Socialista y en los ministerios, como si fueran vasos comunicantes. Una red que incluso se permitía hacer llegar a los dirigentes de turno sugerencias sobre nombramientos para así garantizar la continuidad de sus intereses. Y, sobre todo, queda una duda que el PSOE tiene que aclarar y que se gran relevancia: ¿era una red para enriquecerse solo los investigados o el propio partido sacaba tajada? A eso añadamos otro factor clave:¿qué se sabía en La Moncloa y qué se hizo, más allá de defenestrar en su día a Ábalos sin explicación alguna y después recuperarlo, igualmente sin explicación? Con Cerdán, lo ocurrido es tan o más grave: se le renovó como secretario de Organización en el último Congreso Federal cuando ya había runrún sobre su presunta implicación en la trama.
El silencio de Pedro Sánchez ante esta crisis hace presuponer que está intentando reinventarse de nuevo, aferrándose a esa leyenda de político resiliente que parece que va a tirar la toalla y acaba ganando el combate. El problema ahora es que resistir no es una victoria:cada día que gane siguiendo en La Moncloa puede suponer varias décimas de pérdida de apoyos en la ciudadanía y eso es algo que el PSOE, que no ganó las últimas elecciones generales y que salió mal parado en las municipales y autonómicas, no se puede permitir.
Se equivocan en Ferraz y Moncloa si piensan que tampoco el PP aparece en los sondeos como probable ganador con mayoría absoluta. Es así a fecha de hoy, pero hay que ser muy ingenuos para pensar que en las siguientes generales, sean cuando sean, PP y Vox no van a pactar para convertir a Feijóo en presidente del Gobierno. Esa unión, aunque ahora ambos partidos parezcan distanciados, la está fomentando también el empeño de Sánchez en seguir contra todo y contra todos... y contra su propio legado.
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