Además de terminar la temporada como uno de los jugadores que más ha deslumbrado, el madridista Vinicius podrá colgarse la medalla (a su pesar) de ... haber abierto un debate que ha trascendido incluso nuestras fronteras. Como muestra, ahí quedan, para desdoro de España, las declaraciones del presidente de Brasil despotricando ante lo ocurrido en el partido entre el Valencia y el Real Madrid del pasado fin de semana, con insultos racistas a Vinicius antes, durante y después del partido.
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Se rasgan las vestiduras algunos con que no es para tanto y que no se puede generalizar. Que no, vienen a decir, que España no es un país racista, que aquí se acoge con los brazos abiertos a todos...
Y siendo verdad que la generalización no es buena consejera, sí creo que conviene recordar solo algunas cosas:
1) Tuvimos en plena pandemia un repunte migratorio en Canarias, nefastamente gestionado en el minuto uno por un Gobierno carente entonces de recursos pero con algunos ministerios puestos de perfil, y desde el comienzo la reacción de algunos partidos, gobiernos regionales, alcaldías y agentes sociales fue poner el grito en el cielo por lo que sucedía pero, en paralelo, advertir de que la solución no pasaba por dejar que los migrantes se repartiesen por la península. Porque sencillamente no querían a extranjeros en tierra propia, máxime cuando entre esos extranjeros había subsaharianos y magrebíes. Fue así de crudo y ahí están las hemerotecas y las videotecas para recordarlo y para escarnio como país.
2) Surgió poco después un conflicto bélico en Ucrania y la reacción de Europa fue abrir los brazos por la vía rápida a la emigración de aquel país. A las mujeres y niños -porque los hombres eran retenidos para participar en la defensa- que salían en tromba huyendo de los misiles. Con ellos sí hubo una política comunitaria de puertas abiertas que todavía continúa. ¿Por qué esa generosidad con unos y la cerrazón con los subsaharianos que llegan huyendo de guerras, persecuciones varias y, sobre todo, del hambre, que es seguramente la peor de las guerras? ¿Influirá el color de la piel de unos y otros? Pues yo creo que, para vergüenza como sociedad democrática que somos, sí.
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Y 3) Se acaba de graduar en Gales la princesa Leonor y la publicación de unas fotos ha derivado en comentarios insultantes en redes sociales porque lleva un colgante con una palabra en árabe: 'amor'. Si fuera en español, no pasaría nada.
Esa es nuestra España. Así que Vinicius no es un caso aislado.
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