Ministro canario

Fue así cuando se cargó a Adriana Lastra de portavoz del Grupo Socialista en el Congreso y la sustituyó por Héctor Suárez, el diputado tinerfeño que ofrecía, teóricamente, un perfil más de consenso, menos beligerante con la oposición pero menos de izquierdas frente a los aliados del pacto conformado por socialistas y Unidas Podemos. Pero también fue decisión de Sánchez defenestrar de ese cargo a Héctor Gómez casi a las primeras de cambio y sustituirlo por Patxi López, que tenía más oficio político pero que venía de haber opositado contra el propio Sánchez y de haberle espetado aquello de «¿pero tú sabes qué es una nación?».

Así las cosas, ahora tenemos a Héctor Gómez como nuevo ministro de Industria y Turismo y vuelven las interpretaciones a cuenta de qué ha querido hacer Sánchez con ese nombramiento. ¿Una recompensa por los servicios prestados? ¿Un reconocimiento tardío de que se equivocó al quitarlo de portavoz? ¿Perfiles más políticos en los dos ministerios sujetos a cambios? Insisto: solo Sánchez es capaz de descifrar con exactitud a Sánchez. Lo demás son hipótesis y entretenimientos de columnista, como es el caso...

Pongamos las cosas en su sitio: tanto Sanidad como Industria y Turismo son ministerios cuyo peso real hay que ponderarlo en un Estado tan descentralizado como el nuestro. En cuanto a Sanidad, lo vimos con claridad al estallar la pandemia: se centralizó la toma de decisiones en el Ministerio y aquello fue un caos, porque estamos hablando del departamento gubernamental más vacío de competencias prácticas, junto con el de Educación.

En cuanto a Industria, desde que Transición Ecológica tiene rango de cartera en manos de una vicepresidenta, el margen de actuación del titular de Industria queda bastante disminuido. Más aún si el área de Economía también tiene al frente a otra vicepresidenta. Y Turismo suena bien pero, de nuevo en un país descentralizado como el nuestro, gran parte de las competencias sobre el terreno están en manos autonómicas. Más aún: si el turismo va bien o menos bien, el mérito o el demérito es en gran medida de los empresarios del sector.

Dicho lo anterior, es bueno tener en el Consejo de Ministros a un canario. Héctor Gómez pudo estar ahí hace tres años pero en parte no fue así porque no jugó bien sus cartas y respondió tarde a la llamada. Ahora el teléfono volvió a sonar y no se lo pensó.

Enhorabuena.