Un viceconsejero del Gobierno de Canarias y una jefa de Servicio declararon ayer en calidad de investigados en el caso Mediador. La citación, ya se ... sabe, no presupone que sean delincuentes, sino que, a la luz de ciertos indicios, pueden acudir con la garantía adicional de asistencia letrada y tienen derecho a acogerse a su derecho a no declarar. No es momento, por tanto, de adelantar acontecimientos y precipitarse en juicios de valor.
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Pero también, como suele ser habitual en estos casos, no está de más recordar que la citación de ambos no es fruto de un capricho de la magistrada instructora. El sumario incluye decenas de folios que van reconstruyendo los pasos que se siguieron en la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca para convertir una propuesta de sanción en una sanción prescrita. Con gran alegría, por supuesto, del empresario agraciado, que fue precisamente uno de los que, presuntamente, pasó por caja del supuesto clan conformado por los Fuentes (Juan Bernardo y su sobrino Taishet).
En esas pesquisas, hay correos, mensajes, papeles que van de un departamento a otro, y también un informe de la Intervención General que alerta precisamente del hecho de que si se opta por la prescripción, puede haber responsabilidad de los servidores públicos que tomen esa decisión.
En paralelo, desde que estalló el caso, la versión del Gobierno canario (el que ya no está) es que había máxima voluntad de colaboración con la Justicia, que no había indicio alguno de irregularidad y que estaban revisando los expedientes, pero sin encontrar nada raro. Debe ser que la Policía miró en otros cajones, porque cuesta entender que al mismo tiempo haya dos versiones tan diferentes. Claro que igual sucede que la inspección del Gobierno se le encargó precisamente a quienes participaron en esa conversión de una propuesta de sanción en una prescripción. Lo que sí sabemos es que en la Consejería de Agricultura entraba por allí -en plena pandemia, no lo olvidemos, cuando siempre había alguien en la puerta que preguntaba a todo el mundo quién era y a dónde iba- un tipo que no tenía cargo público pero entraba en los despachos y compartía visitas oficiales a fincas ganaderas. Que tenía los teléfonos y los correos de los directores generales y de cuyas andanzas tomaron buena nota también cargos de confianza designados directamente por la cuota del partido responsable...
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Quizás si alguien se hubiese tomado la molestia de preguntar, hoy no estaríamos hablando del caso.
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