Del director

Incendios

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 19 de agosto 2025, 22:42

A comienzos de los años 70, en pleno franquismo, alguien del Régimen se empeñó en concienciar a los españoles de que la lucha contra los ... incendios forestales era cosa de todos. Nació así una campaña publicitaria que popularizó el lema 'Cuando el monte se quema, algo tuyo se quema'. La frasecita en cuestión se podía leer en vallas publicitarias y ver en anuncios de televisión, cuando solo había una cadena y, por tanto, el mensaje llegaba a todos los hogares que disponían de televisor.

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Años después, ya en democracia, la campaña se renovó y se actualizó con Joan Manuel Serrat cantando 'Todos contra el fuego', un tema con su consiguiente videoclip y que también se repitió de forma insistente en televisiones y radios. De entonces para acá, cuesta recordar una campaña similar.

Entre una y otra, hubo una genialidad en forma de aforismo. El humorista Perich publicó en 1971 el libro 'Autopista', que llevaba en la portada una frase en la que se mofaba de aquel lema franquista. Perich lo reinventó así: 'Cuando el monte se quema, algo suyo se quema, señor conde'. La prueba del algodón de que el franquismo declinaba como consecuencia del deterioro físico del dictador fue que la censura dio por buena la broma.

Ahora que el fuego arrasa bosques y pueblos enteros en gran parte de la península, uno se pregunta si es que no hemos aprendido nada. En 2019 ya hubo en Gran Canaria eso que ahora se llama 'incendios de última generación', con una virulencia sin precedentes. Y ya entonces quedó claro que había cuatro factores de gran importancia: 1) la prevención, por muy costosa que sea; 2) la coordinación institucional, que nace de la lealtad entre gobernantes y gestores públicos; 3) la confianza en los profesionales en la lucha contra el fuego, que son los que deben marcar las pautas y que han de contar con los medios precisos antes de que salte la chispa y, por supuesto, cuando arranca el incendio;y 4) una política de comunicación clara y rápida, que no tome al ciudadano por tonto, que busque su implicación y que también sepa ponerse firme cuando haya episodios de rebeldía que son comprensibles con el corazón, pero que no entran en el sentido común.

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Todo eso se ha echado en falta en la península en estos días. Empezando por el hecho de que dábamos por hecho que todos los ciudadanos tenían claras las competencias, pero ya vemos que no. Porque los incendios forestales son cosa de las autonomías salvo que se llegue al nivel 3.

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