Del director

Un hombre de palabra

Bravo de Laguna fue protagonista de la Transición y uno de los padres del modelo autonómico

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 30 de diciembre 2024, 22:59

José Miguel Bravo de Laguna cumplió ayer lo prometido y lo pactado y entregó el bastón de mando del Ayuntamiento de Santa Brígida. Fue lo ... acordado tras las elecciones de mayo de 2027 pero no por ello deja de ser noticia, especialmente en los tiempos que corren, donde la palabra dada vale menos que un céntimo, en especial en el ámbito de la política.

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De hecho, en las intervenciones en el pleno municipal unos y otros, de muy diverso signo político todos, pusieron en valor especialmente eso: la condición de Bravo de Laguna como una persona de fiar, de esas a las que estrechas la mano y sabes que lo dicho no tiene marcha atrás.

Dice Bravo de Laguna que quiere pasar a un retiro más que merecido, pero eso no quita para que deje de aportar a Canarias su granito de arena desde la atalaya de su formación, su experiencia y su sapiencia. Porque estamos hablando, y no conviene olvidarlo, de uno de los protagonistas de la Transición española y también uno de los padres del modelo autonómico canario.

Sobre esto último, Bravo de Laguna ha reconocido en varias ocasiones que tiene la espina clavada de que en el 'debe' muchos incluyen haber ideado el sistema electoral con el que nació la autonomía canaria, con aquella triple paridad entre islas y provincias. Visto con la perspectiva que da el tiempo, aquella fórmula no era intrínsecamente mala; lo que pasó es que llegó una formación política, que interpretó mejor que el resto cómo había que jugar en política para ser el partido más votado. El mérito, por tanto, es para Coalición Canaria y el demérito no es de Bravo de Laguna. Es más, Nueva Canarias, que tanto batalló por la lista regional, ya comprobó en sus carnes que no hay sistema electoral perfecto...

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Dicho esto, otro recordatorio que es de justicia: Bravo de Laguna contribuyó desde el Cabildo a potenciar la institución y a que la isla cogiese velocidad al frente del archipiélago. Fue mérito suyo y de su hijo Lucas que hoy contemos con el Gran Canaria Arena, una apuesta que le valió no pocos quebraderos de cabeza con el que era su partido y el Gobierno de Rajoy. Y siendo presidente de los grancanarios, Bravo de Laguna fue de los que tuvo claro que estar bajo las siglas de un partido de derechas no era obstáculo para contribuir a que los represaliados durante el franquismo pudiesen cerrar las heridas.

Esto y otras muchas cosas confirman que, además de persona de palabra, lo es de firmes convicciones.

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