Atención a la frase: «Son las cinco de la tarde y no he comido». De esa forma dio por terminada este lunes Pedro Sánchez su ... comparecencia ante los medios de comunicación en la sede federal de los socialistas. Vista y oída en directo, había que pellizcarse para ver si se trataba de un sueño o si de verdad el presidente y líder de los socialistas pretendía despachar un asunto tan gravísimo como el caso de corrupción que atenazan a su Gobierno y a su partido con unas pocas respuestas, un tono incluso desafiante y esa excusa peregrina de que tenía el estómago vacío.
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Porque si algo está vacío es el país de explicaciones, como también seguramente gran parte de la militancia y simpatizantes socialistas, por no hablar del hambre que podían estar pasando unos periodistas a los que se convocó a las doce (hora de Canarias) y que vieron cómo la cita se retrasó sin que nadie se disculpase. Todo sea que como ya no está Santos Cerdán, no hay quien encargue un piscolabis para aplacar el hambre del presidente. O quizás es que la primera medida de limpieza ha sido llevarse los chorizos que pudieran estar guardados en los armarios de Ferraz y que, por lo se ve, eran numerosos.
Bromas al margen, el fin de semana parece haberle servido al presidente para pasar de pedir perdón con un gesto cabizbajo a un tono de resistencia que de inmediato ha dado paso al contraataque. No era el momento para sacar a relucir el novio de Ayuso, una antigua amistad de Feijóo y no se sabe bien qué del presidente de Andalucía... Lo que llevó a Sánchez a Ferraz es que las dos personas a las que tenía organizando el partido y que lo ayudaron a llegar a la secretaría general del partido -e incluso a La Moncloa- aparecen señalados por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en el epicentro de una trama de presunta corrupción. Y veremos lo que queda por venir, porque ese dossier de la UCO va acompañado de la petición de escrutar decenas de cuentas bancarias, con el añadido que está por saber qué nuevos informes aportarán los investigadores y, sobre todo, qué más tienen grabado, fotografiado y filmado Víctor de Aldama, Koldo y quizás los propios Ábalos y Cerdán.
Si Sánchez no pide ya comparecer en el Congreso, estaremos ante la evidencia de que pretende extender la agonía. Pero el problema es que ese deterioro político suyo ya es lo de menos: lo que se está diluyendo es el crédito del Partido Socialista, que está arrastrando a sus socios parlamentarios, y que está hartando al país.
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