El municipio de Santa Brígida acoge este fin de semana una serie de actos para recordar que hace 425 años la isla se libró de ... una invasión a manos del corsario, reconvertido en mando naval, Van der Does. Si el desenlace hubiese sido otro, hoy estaríamos debatiendo sobre qué ha hecho mal el seleccionador de Países Bajos en la Eurocopa para que su equipo no brille como se esperaba y no si España tiene asegurado llegar a la final.
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De igual manera que si en Tenerife en el siglo XVIII Nelson no hubiese sido derrotado, hoy estaríamos viendo los 'realitys' de las televisiones británicas y no de Telecinco y debatiendo qué votar el próximo día 4 de julio en las legislativas:si la continuidad del conservador Sunak o el retorno de los laboristas a Downing Street. O si a mitad del pasado siglo alemanes y británicos hubiesen llevado a cabo sus planes de ocupación de las islas en el marco de la Segunda Guerra Mundial, hoy a saber en qué idioma estaríamos hablando.
Estos ejercicios de mirar al pasado y preguntarnos lo que pudo haber sido y no fue no vienen mal para calibrar, entre otras cosas, que igual estamos mejor de lo que en ocasiones nos parece, pues nos dejamos llevar por un pesimismo existencial que, de paso, enturbia el sueño.
Pero siendo, como somos, un destino turístico no está de más recordar esos hitos y ponerlos en la agenda del visitante. También, por supuesto, del vecino local, que muchas veces desconoce quién era Van der Does, por qué vino y qué hizo, por no hablar del olvido sobre un héroe como Pamochamoso, que si tiene calles por muchos municipios de la isla no es porque le tocase en un sorteo.
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En otros lares con menos turistas, cualquier pequeña gesta tiene su monumento, su placa, su recreación, su pequeño o grande museo... Aquí está bien hacerlo, como hace ahora Santa Brígida, porque se cumple una fecha redonda, pero esa debe ser la excusa para institucionalizar el recordatorio. Así, será más fácil que a corto o medio plazo acabemos viendo a los turistas haciéndose fotos junto al monumento que recuerde la derrota de las huestes de Van der Does o llevándose camisetas o tazas con la leyenda 'Pamochamoso'. Ese nexo entre la historia y el presente y el futuro turístico es una asignatura pendiente en las islas, curiosamente aprobada y con nota en otros lugares con menos visitantes. Solo es cuestión de dedicarle algo de tiempo, no demasiado presupuesto y empeñarse en la promoción. Y si no sabemos cómo hacerlo, siempre queda la vía más sencilla: copiar lo que hacen otros y tratar de mejorarlo.
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