Santos Cerdán, hasta hace poco diputado y nada menos que número tres del Partido Socialista a nivel federal, duerme desde este lunes en prisión. Sigue ... siendo un presunto delincuente, pues ni siquiera ha sido juzgado, pero igualmente hay que presumir que el juez del Tribunal Supremo ha visto fundados indicios de que estamos ante «el jefe» de una trama criminal que, entre otros delitos, acumula los de cohecho y tráfico de influencias.
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La Fiscalía Anticorrupción pidió esa medida de privación de libertad, a la que se sumaron las acusaciones particulares. Lo hicieron todos tras encontrarse con un Cerdán que negó la mayor, que se presentó como víctima de una cacería política y sujeto incluso a una hipotética manipulación de los audios de sus conversaciones. Si tenemos en cuenta que con José Luis Ábalos y Koldo García no se llegó al ingreso en prisión, queda más que claro que el juez está convencido de la solidez de los indicios apuntados por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, a lo que se añade la evidencia de que estamos ante un individuo cuya voluntad de colaborar con la justicia es, a día de hoy, nula.
Con ese encarcelamiento, el caso da un gran salto cualitativo. Si Pedro Sánchez y el PSOE creían que el daño reputacional estaba descontado y el escándalo había quedado encapsulado, se han equivocado de principio a fin. Primero, porque el juez apunta el riesgo de destrucción de pruebas, lo que conlleva que todavía no se ha llegado al fondo de la presunta trama, y lo segundo porque veremos si tras dormir en prisión, desayunar, comer y cenar entre rejas, Santos Cerdán decide cambiar de estrategia de defensa y tira de esa manta que supuestamente atesora. En esto siempre es de gran valor recordar que por las manos del secretario de Organización del partido pasan no solo las cuestiones de índole interna en cuanto a compañeros a purgar, sino también todo lo relativo a la financiación de las campañas electorales y el sostén económico del propio partido. Es ahí donde Cerdán puede ser poseedor de secretos inconfesables que ya veremos si acaban siendo confesables.
Pero es que también hablamos de la persona a la que se encargó ir a Suiza a negociar con Puigdemont y que, por lo que ha trascendido de su declaración, también dijo que había hecho otro tanto en su día para garantizar el apoyo del PNV a Sánchez.
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Estamos, en suma, ante un preso de gran valor para el desarrollo de la causa... y un lastre para Sánchez. O quizás su losa.
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