Le dio igual

Visto lo visto, me queda una duda:o Sánchez es mal alumno o estaba convencido de que iba a pasar de curso, de manera que le dio igual estudiar. Y es que después de semanas dando largas a la representación de la soberanía popular para dar explicaciones de los casos de presunta corrupción que cercan a su Gobierno y a su partido, Sánchez se presentó con una especie de aliño suave para una ensalada escasa de ingredientes.

Se esperaba, como mínimo, un acto de contrición y, acto seguido, una explicación sincera y detallada. Porque es verdad que tiene mucho que contar:para empezar, por qué en su día defenestró a José Luis Ábalos, por qué después lo recuperó como diputado y por qué confió en Santos Cerdán y por qué lo revalidó como secretario de Organización del PSOE cuando ya estaba circulando que no era de fiar. De todo eso solo vino a decir que lo habían engañado, de manera que si damos por bueno su argumento, hay que llegar a la conclusión de que este país está en manos de un tipo ingenuo al que se camelan los 'listillos' de turno.

Ante esa decepción de Sánchez, Yolanda Díaz jugó a encarnar la indignación de la izquierda. En su caso, fue un ejercicio de teatralización excesiva y grandilocuencia que recordó otros tiempos del parlamentarismo, con pasajes a medio camino entre la Evita Perón de la primera mitad del siglo pasado y la Pasionaria de hace ocho décadas. Y siendo excesivos su verbo y sus maneras, al menos se vio indignación, que se supone que es lo que se esperaba también del líder de los socialistas.

En cuanto a la oposición, Alberto Núñez Feijóo lo tuvo fácil ante el fiasco de la intervención presidencial. Otra cosa es que el reglamento del Congreso no le beneficia en este tipo de plenos, pues los tiempos son demasiado asimétricos.

¿Una conclusión? El Gobierno sigue, la agonía se demora y cuando haya nuevos informes de la UCO o cuando Cerdán se canse de estar en prisión y decida hablar, tendremos más plenos decisivos. Eso es lo peor que le puede pasar a un presidente: ya no controla los tiempos. Resiste, sí, pero eso no es gobernar.