El pasado fin de semana arrancó en Murcia la gira de Miguel Bosé, que pone fin a unos años de silencio musical y que se ... paseará por varios lugares de España recordando sus grandes éxitos, que son ciertamente numerosos. Un silencio que, efectivamente, lo dejó fuera del mercado musical, pero no así del opinativo, pues Miguel Bosé se pasó un largo tiempo pontificando de esto y de lo otro, con intervenciones bastante polémicas durante la pandemia que segó la vida de millones de personas en todo el planeta.
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Vaya por delante que no comparto la cultura de la cancelación. Creo que hay que separar la obra artística de la condición humana de quien la genera. Y eso vale para todos. Para cineastas abiertamente nazis como Leni Riefenstahl; para productores ya condenados por graves delitos sexuales como Harvey Weinstein; e incluso para raperos españoles sentenciados en firme por el Supremo.
Después está la decisión personal de cada cual. Bosé se embolsará la parte correspondiente de los derechos de autor por cada canción suya que yo decida escuchar, pero otra cosa es pase por taquilla para verlo en directo. Y otra cosa también es que haya dinero público para mantenerlo. En esto último es donde creo que sí ha de haber cierta coherencia, sobre todo cuando vemos que no existe propósito de enmienda respecto al daño generado. Me refiero al hecho de que en 2023, solo tres años después del estallido de la pandemia, Radiotelevisión Española aflojó dinero de todos los contribuyentes para que Bosé fuese jurado en un concurso televisivo de nuevos talentos. Me da igual si fue mucho o poco lo que se le abonó; lo que chirría es que un ente público contase para encontrar cantera musical a alguien que en momentos tan críticos para la salud de todos se dedicó a cuestionar precisamente las medidas orientadas a salvarnos de un virus mortal.
Estamos hablando, además, de un opinador que se ha sumado en estos últimos meses a esa especie de mantra que sostiene que las libertades en este país han ido en retroceso y que la calidad democrática de los años 80 era superior a la de hoy. La memoria ya se sabe que es frágil y que el romanticismo lleva a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor que el presente, pero si de verdad las cosas fuesen hoy como las cuentan Bosé y algunos más, él no estaría de gira musical:viviría condenado al ostracismo cultural, apartado en un rincón y con las plazas públicas cerradas. Pero como toda opinión es válida, allá él con sus conspiraciones.
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