El Partido Popular (PP) ha elegido comienzos de julio para la celebración de un congreso nacional que todavía no acertamos a entender por qué lo ... convoca Alberto Núñez Feijóo. De hecho, entre los suyos parece que tampoco está muy claro.
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Los congresos de los partidos se celebran cuando corresponde -y no es el caso- o cuando hay una crisis interna y toca poner en blanco sobre negro la correlación de fuerzas internas. Si lo que se quiere es insuflar ánimo a los seguidores o activarlos, se recurre a eso que se suele llamar 'una convención', que no es otra cosa que un escaparate del líder y su equipo para que lancen proclamas e inyecten adrenalina en la militancia y, sobre todo, en los cargos y cuadros orgánicos.
El argumento esgrimido por Núñez Feijóo es que quiere poner al partido en modo electoral porque está convencido de que la legislatura se encuentra agotada y Pedro Sánchez acabará convocando elecciones anticipadas más pronto que tarde. Si ese es el trasfondo real, lo que está reconociendo el presidente del PP con el congreso es que el aparato del partido que hay en la actualidad no está a la altura del desafío de organizar unos comicios y de confeccionar unas candidaturas con capacidad de arrastrar al electorado para cosechar una cifra de votos que le permite gobernar con holgura.
La otra posibilidad es el contenido ideológico, esto es, la necesidad de remover algunos principios, cambiarlos o actualizarlos. En ese punto ha incidido ya Esperanza Aguirre, que con los años se divierte todavía más ejerciendo como verso libre del partido. Lo hizo con fruición con Mariano Rajoy al mando y lo hace ahora con Núñez Feijóo, pero con un matiz: Aguirre es una especie de ariete de Isabel Díaz Ayuso, de manera que ella adelanta lo que la presidenta madrileña no quiere decir para no parecer un incordio.
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De hecho, ese congreso del PP girará en torno a una gran pregunta:¿se consolidará la línea afín a Díaz Ayuso o se impondrá la que tiene a Juanma Moreno como adalid? ¿Un PP más beligerante en las formas y sin aspavientos a la hora de entenderse con Vox o un PP más centrado y que marca distancias con Santiago Abascal?
El otro debate que pulula en segundo término es qué hacer con el presidente de la Comunidad Valenciana. Vuelven a sonar los tambores que anuncian la caída de Mazón, pero cuanto más han sonado, más ha aguantado. Si finalmente el partido le va a decir que abandone, mejor antes del congreso que después.
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