Ironías del destino: Silvio Berlusconi muere cuando está a punto de hacerlo en pantalla 'Sálvame', el programa de Telecinco que simbolizó la traslación a España ... del tipo de televisión que permitió al político y empresario italiano convertirse en el hombre más influyente de su país durante décadas. Porque sí, y conviene tenerlo presente, que la memoria es frágil: Telecinco es propiedad de la italiana Mediaset y ese imperio lo levantó Berlusconi.
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Leí este lunes en algunos periódicos digitales que Berlusconi había construido la Italia moderna... si así fuera, lo siento por ese país. Su poder fue mayúsculo y su hueco en la historia es indiscutible pero no creo que deba ser un espacio con letras de oro. Si los méritos de un político se miden por el poder que ostenta, pues entonces con Berlusconi habrá que derribar muros para hacerle un espacio colosal en esa historia de Italia, pero si los méritos son matizados por las virtudes, pues entonces el cantar será otro.
Conocido como 'Il Cavaliere', Berlusconi tenía de caballero el apelativo y poco más. Sus andanzas personales no pueden disociarse de las públicas, pues las primeras se alimentaban precisamente de su poder. Yun poder que nació en la actividad privada y que desde ahí dio el salto a lo público. Por eso no es baladí recordar lo de su imperio televisivo, el estilo Mediaset y hasta 'Sálvame'. Porque en todo eso había negocio pero también ideología. Cuando el espectáculo se impone al debate de las ideas, se afianzan liderazgos como el de Berlusconi, que fue moldeando a golpe de talonario una leyenda propia que se parecía muy poca a la realidad.
Cuando hace algo más de un año se popularizó un vídeo viral de una joven que echaba en falta liderazgos en la política española, esto es, alguien que, ideología al margen, asumiese el poder de manera omnímoda y nos dijese qué había que hacer y lo llevase a la práctica, lo que estaba detrás era ese modelo Berlusconi. Más o menos lo que Mussolini pero varias décadas después... no es exagerar: repasemos los manuales de historia, que para eso están.
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En las últimas elecciones, Berlusconi seguía moviendo los hilos. Se le vio en el acuerdo que hizo posible que Giorgia Meloni tomase las riendas del país y solo esa foto contaminaba la llegada de la primera ministra. Veremos ahora si ella es capaz de librarse de esa herencia y veremos también cómo acaba el movimiento político que lideró Berlusconi, porque los faraones casi nunca resuelven la herencia.
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