Jerónimo Saavedra
En esos momentos difíciles, desplegaba su inmensa sabiduría acerca de la condición humana y su vasta experiencia, y era, a la vez, compañero, padre y amigo para alumbrar el camino a seguir. En esos momentos difíciles, nos ganaba para siempre
Con la muerte de Jerónimo Saavedra se cierra una etapa de la historia reciente de Canarias, un período de desarrollo y de avance de las ... libertades que no podría entenderse por completo sin sus contribuciones. En todas las facetas de su vida antepuso la razón humana, la firme creencia en el progreso y el diálogo, desde el magisterio universitario a la militancia sindical, y, por supuesto, al noble ejercicio de la política.
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Se nos fue un político con mayúsculas
Se nos fue un político con mayúsculas, un socialista monumental y un demócrata de los pies a la cabeza. Se nos fue un compañero y maestro, en palabras del nuevo ministro de Política Territorial y Memoria Histórica, Ángel Víctor Torres, quien, no tengo dudas, se fijará aún más en el ejemplo de quien fuera ministro en dos ocasiones con Felipe González, de Educación y Ciencia y de Administraciones Públicas, cartera esta última muy similar en cometidos a la de Ángel Víctor.
Ejemplo de integridad en todos los órdenes, vivió su vida sin complejos. Abrió armarios cuando parecía impensable, como el de la lucha antifranquista, la masonería o la identidad sexual. Bebió a borbotones su pasión por la cultura y ejerció la política como militante, como dirigente y como ciudadano comprometido. Siempre recordaremos al primer presidente de Canarias por todas esas cosas y porque se alineó, siempre y sin dudarlo, en defensa de las Islas y su autogobierno, sin distingo de siglas políticas.
Siempre tuvo abierta su puerta cuando tantos y tantas nos sentíamos desconcertados o perdidos, cuando no sabíamos qué hacer ante una situación o cómo abordar un problema complejo. En esos momentos difíciles, desplegaba su inmensa sabiduría acerca de la condición humana y su vasta experiencia, y era, a la vez, compañero, padre y amigo para alumbrar el camino a seguir. En esos momentos difíciles, nos ganaba para siempre.
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Ha dejado el listón muy alto
Jerónimo Saavedra ha situado muy alto el listón del compromiso con lo público, la ética y el cultivo de la inteligencia. Tanto, que la inmensa mayoría de quienes estamos en activo, socialistas o no, somos conscientes de que estamos lejísimos de alcanzarlo, aunque nos esforcemos al máximo. Hasta en lo heterodoxo nos quedamos muy lejos, aquello que lo hacía extraordinariamente singular, que aceptábamos y que llamábamos: «Las cosas de Jerónimo».
Si tuviera que elegir, me quedo con su talante de canario de vocación universal, con su gran capacidad de análisis, su habilidad en la táctica y su profundidad en la estrategia. Tampoco renunciaría al fino observador de la realidad, a su gran visión política, su conversación exquisita y su perseverancia en la búsqueda de grandes acuerdos. Creo que todo esto, y mucho más, explica el profundo respeto que le tenía toda la sociedad canaria.
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En realidad, hacerle justicia a Jerónimo Saavedra es muy fácil. Bastaría con que nos esforcemos más en la defensa de las libertades, la igualdad, la democracia y el progreso, muchísimo más. Bastaría con que seamos mejores, muchísimo mejores, en nuestro estar en el espacio público en beneficio del interés general. Servidor se pone a ello.
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