La primera oleada de incendios forestales del año, que ha afectado a geografías tan distantes y distintas como Asturias o Castellón, sobrecoge por su impacto ... vital sobre los afectados, la devastación provocada en el medio ambiente y la prontitud con que ha llegado la alerta, en los albores de una primavera tras un marzo inusualmente cálido. La sequedad alimenta el riesgo de que se desaten las llamas y que cundan tan temprano vuelve a ser la evidencia, frente a negacionistas y escépticos, del severo impacto de una crisis climática que avanza más rápida que el clamor de los expertos. Pero si esto invita a la conciencia institucional y social, el drama en la comunidad asturiana, con un centenar de fuegos y medio millar al menos de ciudadanos desalojados, emerge con otra inquietante naturaleza. La denuncia por el presidente Barbón de la intencionalidad de un desastre que califica de «terrorismo organizado» y las diligencias abiertas ya por la Fiscalía apuntan a una posible autoría que urge aclarar para determinar si, en efecto, ha mediado la mano humana y, en ese caso, hasta dónde la actuacion ha sido doliberadamente dolosa. El pavor y el daño causados son de tal envergadura que Asturias merece respuestas.
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