Digitalización

Del director ·

La cumbre de la OCDE no debe ser otro 'Bienvenido Mr. Marshall'

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 14 de diciembre 2022, 23:15

La cumbre de la OCDE sobre digitalización debe servir para mucho más que para demostrar que tenemos capacidad para la organización de grandes eventos internacionales. Esto último está muy bien, sobre todo ahora que se reactiva con fuerza el negocio de congresos y convenciones asociado al turismo, pero no podemos darnos con satisfechos si lo de ExpoMeloneras se convierte en una versión ultraperiférica de 'Bienvenido Mr. Marshall', la película de Luis García Berlanga que retrataba una España ansiosa de inversiones americanas y en la que sus protagonistas veían cómo los yanquis llegaban pero pasaban de largo.

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En ese sentido, todos los esfuerzos son pocos y deben ser reconocidos. Incluso el del presidente de Canarias esforzándose ayer con el inglés para dar la bienvenida a los asistentes. Ser anfitrión conlleva también usar el idioma que hablan la mayoría de los intervinientes, pero sobre todo dominar el idioma de las inversiones. Y estas pasan por la sinergia entre lo público y lo privado. Solo así un espacio alejado del continente europeo, diminuto en el mapamundi y encima fragmentado por el hecho insular, tendrá opciones de que la digitalización se convierta en otro pequeño motor.

No se trata de acabar con el turismo, sino de contar con nuevos resortes que generen valor añadido y, si es posible, empleo de calidad. Todo ello con la ventaja de que la lejanía y esa insularidad pueden dejar de ser un obstáculo si hay conectividad. Sobre esto, hay que destacadr el trabajo hecho en los últimos años por las empresas del sector, con el grupo Telefónica al frente, pues han sido determinantes para que Canarias se suba al tren de la globalización.

Como reconoció el martes en un encuentro con la prensa la vicepresidenta y ministra Nadia Calviño, incluso para el llamado Perte Chip hay opciones para Canarias. No todo pasa por contar con una planta de fabricación de procesadores, pues el negocio puede estar en el diseño de los mismos; es más, ya hay empresas canarias que trabajan para grandes corporaciones, como también hay dos universidades que llevan años trabajando con pico y pala en esa línea y que merecen su reconocimiento.

La clave está en que los dineros públicos que se están poniendo sobre la mesa para acabar con la deslocalización asiática del proceso tecnológico no se concentren en las grandes capitales de la península. Sería absolutamente imperdonable que así sucediera. Yno por exigir un reparto territorial, sino porque el talento que hay aquí merece su recompensa.

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