Vista del Puerto de La Luz de Las Palmas de Gran Canaria tomada este lunes desde Altavista COBER

Cien Kilómetros

Las venas abiertas ·

«La ciudad no ha parado de crecer dentro de su márgenes geográficos y más que por la huella de la raíz se hizo metrópoli del primer mundo por su posición en el mapa»

Martes, 2 de febrero 2021, 06:43

En 1939, y a punta de pistola, Las Palmas de Gran Canaria duplicó su superficie tras incorporar los 51 kilómetros que correspondían al entonces municipio de San Lorenzo. Desde entonces la ciudad no ha parado de crecer dentro de su márgenes geográficos y más que por la huella de la raíz se hizo metrópoli del primer mundo por su posición en el mapa, triángulo marítimo entre continentes. Formando cien kilómetros cuadrados de puente entre culturas.

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No hace falta viajar muy atrás en el tiempo, a cuando llegaron los clérigos baleares o a cuando fue asaltada por piratas holandeses. Con retroceder un siglo se comprobará que más que a una España que siempre la ha utilizado como a un cuarto trastero esta capital atlántica le debe su carácter abierto y acogedor a los negociantes británicos que se domiciliaron en el puerto y nos fijaron su huso horario. O a los comerciantes indios que con sus precios imbatibles hicieron de la zona de Las Canteras uno de los mejores bazares de Europa. O a esos coreanos y japoneses que traían hasta aquí sus flotas, echaban raíces en calles como La Naval y, como el señor Sato, creaban vanguardias con la apertura del primer restaurante nipón en todo el Estado. El Fuji, allí en Guanarteme, donde sigue estando.

A esta ciudad le añadió hasta un matiz de intriga, en tiempos de la espesura franquista, la supuesta presencia de espías del KGB durante la Guerra Fría en las instalaciones de Sovhispan en el muelle; buen material para una novela.

Esa es Las Palmas de Gran Canaria que me gustaría que siguiera existiendo. Cien kilómetros cuadrados en los que caben muchas ciudades a la vez. En su cinturón de barrios rurales o en el paseo intercultural de Las Canteras, que más que a nosotros le pertenece al mundo. Esa es Las Palmas de Gran Canaria de la que sentirse orgulloso.

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