Ya lo dice el cancionero popular, que en esto fue visionario: «Apaga la luz, Mariluz, apaga la luz, que yo no puedo dormir con tanta luz». Y es que como andan las cosas, la luz nos quita el sueño a la vista de los disparados que andan los precios de la electricidad, y lo que queda, que ya lo ha avisado la propia vicepresidenta responsable de Transición Ecológica, Teresa Ribera, al tiempo que confiesa que 'naíta' puede hacer para poner coto a un aumento de la inflación como no se viera en casi una década, hasta el extremo de que los expertos alertan de que este incremento de los precios puede poner en solfa la recuperación económica que se barruntaba una vez que las vacunas, como están haciendo, realizasen su trabajo. ¡Qué bien!
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¡Y pensar que nos dijeron que la liberalización del mercado eléctrico traería consigo una mayor oferta y, en consecuencia, el abaratamiento de las tarifas! Pues estas tenemos, oligopolio al canto y coste de la luz más caro que nunca, con lo que significa en el ahondamiento de las desigualdades y el incremento de la pobreza energética.
Y ante este carrusel constante de subidas, la ministra dice que poco o nada se puede hacer, a la vista de la normativa europea, mientras resulta atronador el silencio de las eléctricas, que ignoran con todo el desparpajo la responsabilidad social que se le reclama a las empresas y se centran, exclusivamente, en la obtención de los máximos beneficios, cueste lo que cueste, que está resultando demasiado.
A nadie se le esconde la complejidad del asunto, pero resulta chusco e insoportable comprobar el reconocimiento de la incapacidad del Gobierno para aportar un alivio a los maltrechos ánimos y bolsillos de todos los ciudadanos: empresarios y no.
La inacción ante la presión que sufre la mayoría deriva, por lógica, en indignación, y que no se olvide que esta acostumbra por acabar aplaudiendo soluciones populistas, por tanto que no se sorprendan si terminamos en ellas.
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Nos han impuesto cambios de hábitos con el único fin de aliviar la factura, pero ni con esas, haga frío o calor, las eléctricas seguirán ganando un mogollón. Más de un 30% será el incremento en la factura de este año,
¿Es razonable preguntarse si aquellas privatizaciones trajeron estos 'lodos'? No podría asegurarlo a ciencia cierta, pero lo que sí resulta evidente es que el interés general precisa con urgencia que se reordene un sector que parece ingobernable, rompe los equilibrios y atenaza a todos.
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