Uno imaginaba, quizás lleno de nostalgia, que el 20º aniversario de la Transgrancanaria sería un canto de añoranza y un derroche de esfuerzo para dignificar una prueba que ha situado a Gran Canaria en el panorama internacional del trail running con toda la carne puesta en el asador, pero mi gozo en un pozo. A nadie se le esconde que a día de hoy, a la Transgrancanaria no le hacen falta los medios de comunicación locales para subsistir, ni los corredores canarios para salir adelante, pero en la vida cuando olvidas tus orígenes estás abocado al fracaso.
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Este 20º aniversario ha dejado detalles que marcan y que me han sumido en un desencanto enorme, y no todo se justifica con esa frase manida de «no hay dinero» o la de «el streaming ha costado mucha pasta». La Transgrancanaria 2022, la del vigésimo aniversario, ese evento privado que cada año suma más dinero público, se presentó en el sur de la isla, con la presencia del presidente del Cabildo de la isla y sin ningún medio de comunicación local. Uff. Ese simple detalle desvela una fractura que necesita un análisis profundo, aunque desde dentro saben perfectamente por qué ha sido y cómo se ha originado. Los medios nacionales e internacionales que cubren la Transgrancanaria lo hacen porque vienen a la isla con todos los gastos pagados, porque si no fuese así quedarían asombrados de a quién le interesa realmente la carrera.
No se debe olvidar que cuando la Transgrancanaria tiene un problema no echará mano de la Generalitat de Cataluña, sino de las instituciones canarias. A día de hoy, al margen del dinero que recogen de las inscripciones -este año 2022 hubo 3.000 inscritos-, la prueba está inmersa de lleno en la política deportiva de las subvenciones de dinero público, con suculentas cifras aportadas por el Cabildo -Deportes y Turismo-, Gobierno de Canarias y varios ayuntamientos -Las Palmas de Gran Canaria y San Bartolomé de Tirajana-, al margen de los patrocinadores. Pero la edición del vigésimo aniversario dejó detalles algo cutres e inesperados por la efémeride.
La prueba ha entrado en el circuito Spartan Trail y esta organización internacional celebró su gran gala de entrega de premios de la edición 2021 en Gran Canaria. El acto no pudo ser más desangelado y con cuatro 'gatos' presentes en un salón. Una chufla.
La espectacular salida del viernes en la playa de Las Canteras se celebró sin fuegos artificiales en La Puntilla, como en otras ediciones, ni con la presencia de Los Gofiones en directo. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria abona 30.000 euros al evento para su salida desde la capital, una cifra más que considerable. Con asombro, el consistorio recibió días antes de la carrera una llamada de Arista, empresa organizadora, solicitándole al IMD si abonarían los fuegos. La respuesta fue tajante: «Ya ponemos bastante». Pues no hubo fuegos. Por cierto, ¿cuántos políticos acudieron a esa salida que pone a más de uno los pelos de punta, en un evento que sitúa a la isla en el panorama internacional? ¡Uno solo! Solo apareció Aridany Romero, concejal de Deportes del consistorio capitalino. Un dato significativo del desapego existente.
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En los últimos años se trasladó la meta al municipio de San Bartolomé de Tirajana. El acuerdo alcanzado con ExpoMeloneras, como sede para la entrega de dorsales y feria del corredor, produjo un punto de inflexión para una prueba de gran prestigio internacional, con un escenario de lujo por todos alabado. Al margen de este aspecto, las instituciones y la propia organización se llenaron la boca indicando que el sueño era que la prueba llegase al núcleo turístico sureño, junto al Faro de Maspalomas, icono de la isla, en el entorno de Meloneras. Pues en el año del 20º aniversario la decisión fue llevarla a un parque. Alejados del núcleo turístico, única y exclusivamente por comodidad organizativa, la llegada se trasladó a parque Sur. Para el participante es más cómodo evitar los últimos kilómetros del canal, pero Turismo de Gran Canaria cree que ¿Parque Sur es la joya de San Bartolomé de Tirajana para mostrar al mundo? ¿Alguien se preocupa de esto? Me da que no.
Mención especial tiene la prenda finisher entregada a los corredores, los grandes protagonistas de este evento. Algunos la definen como «un trozo de plástico». Menos mal, digo yo, que le quitaron la etiqueta para no descubrir su procedencia.
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La ceremonia de entrega de premios de la Transgrancanaria 2022 se realizó el mismo sábado, a las 7 de la tarde, en el auditorio del parque Sur. Aún había clasificaciones, como el podio canario femenino en la prueba reina sin definir, pero aquello fue un acto de andar por casa. Por cierto, ¿hubo algún guiño en este 20º aniversario hacia los corredores de La Palma o hacia los palmeros como están haciendo otras organizaciones en las islas?
Hay un patrocinador que ya ha elevado el tono porque ha visto detalles que no le han gustado nada, y está en proceso de valorar si seguir o no en el futuro. Espero que siga. Esto ha elevado las orejas a más de uno que de forma rauda y veloz ha intentado aplacar este tsunami desde el pasado domingo. Sobre el terreno, alejados de lo que se cuece por dentro, los participantes disfrutaron de un evento de enorme potencial y que este año fue épico por las duras condiciones climatológicas; con la novedad de una nueva modalidad -la Vertical- para seguir sumando, tras el traslado de fechas de la 360º que se ha convertido en otro evento, con su subvención independiente claro.
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La Transgrancanaria sigue su camino. Le ha empezado a dar la espalda a su esencia y a sus raíces, algo que les importa un bledo, pero que debe producir un punto de inflexión para no caer en la monotonía, ya que si llega la indiferencia dejarán de abrazar a los de afuera y comenzarán de nuevo a tocar a los inquilinos de casa, pero quizás éstos ya no les abran la puerta. Como reza Gardel: «Y aunque el olvido, que todo destruye, haya matado mi vieja ilusión, guardo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón». A todos los que han participado y contribuido a llevar la Transgrancanaria al lugar que hoy ocupa, enhorabuena. Mi sincero reconocimiento. El aura especial de este evento, dejando a un lado por un instante su fin como negocio, debe recuperarse. Y es que aún quedamos románticos de la montaña que valoramos los detalles y en este 20º aniversario han faltado muchos.
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