De ‘beibi’ a machirulo

Además, según estos defensores de la Cultura, el veto de los cabildos de Gran Canaria y Tenerife constituye un gravísimo atentado a la libertad de expresión, porque, como es sabido, lo que ampara este derecho fundamental es la posibilidad de proferir cuanto disparate se le pase por la cabeza al cantante de turno. O directamente por el pito, que es de donde parece salir la mayoría de las canciones de moda. En todo caso, existe cierta confusión entre el concepto «prohibir» y el de «apoyar institucionalmente».

Así, lo que parecen exigir estos bienhechores promotores de la cohesión social no es tanto que se les deje expresar con libertad su hostilidad hacia las mujeres, cosa que nadie les ha impedido, como que la libre expresión sexista, machista y patriarcal la paguemos entre todos y que retumbe en los espacios públicos que mantenemos con los impuestos. Incluidos los que pagan las mujeres o, en el argot machirulo, las beibis.

Es probable que a partir de ahora, además de zorras y feminazis, nos llamen enemigas de la cohesión social y nos estampen un #cohesionsocialfobia en todo el Twitter. Pero las «radicales» dudamos de que esas mentes machistas se reeduquen simplemente con los buenos deseos de la prescindible consejera de Igualdad, María Nebot.