José Miguel Pérez fue mucho más que mi jefe porque se convirtió en amigo y maestro por esa bondad suya que trascendía lo laboral y ... propiciaba la construcción de una relación personal sólida y entrañable. Vehemente, noble, ejemplo de compromiso inquebrantable con el servicio público, con una visión de Gran Canaria y de Canarias que trascendía los retos del presente, imaginando siempre un futuro más justo, sostenible y próspero para todos.
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Trabajar a su lado no solo me permitió admirarlo como el político íntegro que era, como historiador y hombre de principios, sino que aprendí de su humanidad y entrega a sus amigos, a su familia y a su tierra.
Fue todo un privilegio haberlo acompañado en parte de su camino y me quedo con el profundo afecto y respeto hacia un hombre que entendió la política como un acto de servicio y no de poder.
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