Llach: «De pinchazo en pinchazo hasta la independencia»
Los organizadores de la manifestación de la Diada se escudan en la lluvia y en que el jueves era puente para justificar la participación en la protesta independentista
Los datos de participación en la manifestación independentista de la Diada catalana de este año sitúan al movimiento secesionista en los años previos al 'procés'. ... La primera gran protesta se produce en 2010 como respuesta a la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto. A partir de 2012, las manifestaciones ya son de signo independentista. El 'procés' se acaba formalmente el día que Illa es investido presidente de la Generalitat con los votos de Esquerra y los comunes.
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Entre 2012 y 2025, se han manifestado miles de catalanes a favor de un estado propio. En la Diada de 2014, salieron a la calle 1,8 millones; en 2017, un millón; en 2019, 600.000; en 2022, 150.000; y en 2025 fueron a la protesta de Barcelona 28.000 personas. El presidente de la ANC, entidad organizadora, Lluís Llach, se ha tomado con ironía que se haya calificado de pinchazo la asistencia del 11-S de este año. «De pinchazo en pinchazo, hasta la independencia final», ha asegurado en las redes sociales, en las que ha puesto en duda los datos oficiales facilitados por la Guardia Urbana de Barcelona. Llach ha colgado una fotografía de la marcha, en la que cuestiona las cifras oficiales. «Ni rendidos ni normalizados», según el resumen de la ANC.
El presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, también ha negado que el secesionismo haya tocado fondo o pinchara en la manifestación del jueves. «También nos decían que éramos un suflé cuando reuníamos a un millón de personas», ha señalado en Rac1. Antich cree que es un «milagro» concitar a miles de personas para manifestarse y ha justificado la bajada de asistencia a diferentes factores como la lluvia, que era puente o que el independentismo haya perdido la mayoría parlamentaria, pero también a la desafección, a la desconfianza y a la distancia que hay entre la gente y la política institucional. Aun así, ha destacado que no hay ninguna causa que consiga tanto poder de convocatoria y ha comparado con una protesta convocada por el PP contra la ley de amnistía, que tuvo aún menos participación. La autocrítica, en cualquier caso, ha brillado por su ausencia entre las entidades organizadoras.
Aun así, las cifras de participación no son el único síntoma de que el movimiento secesionista está en otros parámetros distintos a los de la época del 'procés'. Los discursos de la Diada de este año han estado centrados en la defensa de la lengua catalana, más que en reclamar la independencia. Se trata de una reivindicación de décadas atrás. Un alto dirigente independentista admite que el movimiento nacionalista se sitúa de nuevo muchos años atrás, en torno a principios de siglo. Gobernaba el PSC, con ERC e Iniciativa, en el tripartito. Fue de 2003 a 2010. Las exigencias de ERC y Junts al Gobierno, de hecho, son para profundizar el autogobierno. Es el caso de la financiación singular o la delegación de las competencias en inmigración. Junts reclama además que el catalán sea reconocido como idioma oficial en la UE.
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De momento, el referéndum está en un segundo plano. Hemos vuelto atrás, primero hay que construir la nación y luego ya volveremos con las exigencias de máximos, señalan en el independentismo. Un alto cargo de ERC carga contra quienes aún hacen política desde la épica sin asumir la realidad. Esquerra negocia una financiación singular para Cataluña. Es exigente, pero ha admitido renuncias. Por ejemplo, ha renunciado a que Cataluña salga del régimen común de las autonomías. Y además, se ha tragado el sapo de los plazos. En el acuerdo de investidura de Illa, el PSC y ERC pactaron que la administración catalana debía asumir la campaña de la renta en 2026. Fuentes republicanas admiten que antes de 2029 no será posible en su totalidad. «¿Qué alternativa hay a negociar esto?», aseguran desde ERC, mirando a Junts, que aún hace discursos más ambiciosos en lo identitario.
El independentismo regresa a la cuarteles de invierno a la espera de mejores tiempos. La subida de Aliança Catalana amenaza a Junts y a ERC con una larga temporada en la oposición. La extrema derecha crece a costa de Junts, lo imposibilitará en el futuro la construcción de mayorías entre las fuerzas nacionalistas, toda vez que ERC y la CUP se niegan a participar en ninguna ecuación en la que esté Aliança Catalana.
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Los independentistas, mientras, confían en volver a ser la opción mayoritaria en la sociedad y esperan coger músculo si gobierna el PP con Vox y a la espera de cómo acabe la cuestión de la amnistía, la negociación de la financiación y las sentencias judiciales sobre el catalán.
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