El Gobierno se resiste a dar el portazo de Junts por definitivo
La vicepresidenta Montero vuelve a admitir que el Ejecutivo no ha sido «diligente» en el cumplimiento de sus compromisos y promete más gestos «en las próximas semanas»
El Gobierno se resiste a asumir que ha perdido a Junts para siempre. O al menos, para lo que pueda quedar de legislatura. A ... pesar de la contundencia con la que la portavoz de la formación independentista en el Congreso, Míriam Nogueras, respondió esta mañana al intento de reconciliación escenificado el martes por Pedro Sánchez, el Ejecutivo no se mueve. «Confiamos, por supuesto, en que el cumplimiento de los compromisos reestablezca la confianza», manifestó la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en una comparecencia en Sevilla ante los medios.
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En un tono muy similar al empleado por Sánchez la víspera en sus entrevistas en RAc 1 y Ràdio 4 -en las que, tras más de un mes argumentando que el Ejecutivo había hecho honor a todas sus promesas, entonó el 'mea culpa' y asumió en primera persona que no ha estado a la altura de la acordado - Montero empezó por dar la razón a Junts en sus reproches y por admitir que la falta de «diligencia» del Ejecutivo a la hora de materializar los pactos alcanzados. E insistió en el propósito de enmienda.
«Creo que en el día de ayer se dio un paso en este sentido», dijo en alusión al real decreto ley en el que el Consejo de Ministros incluyó varias medidas demandas desde hace tiempo por los posconvergentes, como la autorización a los ayuntamientos para que puedan hacer uso del superávit de 2024 en inversiones «sostenibles»; la moratoria de un año para que las pymes digitalicen sus sistemas de facturación, y la devolución a la Generalitat de la gestión de la oferta pública de empleo para funcionarios locales con habilitación nacional. «En las próximas semanas -convino- se tienen que seguir dando».
«Es importante que restablezcamos esa relación porque el impulso de la legislatura solo persigue el bienestar de los ciudadanos», insistió la número dos del Ejecutivo casi al tiempo en el que, tras su rueda de prensa en Barcelona, Nogueras repetía en una tournée televisiva que «cuando Junts dice que no es que no», que no se va a conformar, a estas alturas, con pildoritas o que «el margen para que se aprueben los Presupuestos es cero».
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En Moncloa aseguran tener asumido que si el cambio llega no será rápido. Dan por hecho, por ejemplo, que el rechazo a la senda de estabilidad previa a las Cuentas públicas se repetirá la próxima semana en el pleno del Congreso. Pero, toda vez que saben que los de Puigdemont no se prestarán a una moción de censura con el PP y Vox. insisten en ver una rendija abierta al reencuentro.
Montero insistió así en que el Gobierno sigue trabajando para vencer las resistencias de terceros países a que el catalán sea oficial en la UE. Y respecto a la publicación de las balanzas fiscales, otra exigencia continua de Junts que sí estaría enteramente en manos de su departamento, alegó que hay distintas metodologías «no compartidas por la totalidad de los expertos» y que su objetivo es publicar los datos comparativos con fórmulas «validadas» «En esa línea estamos», dijo para matizar: «Son complejas de desarrollar, son complejas de realizar y por eso tardan».
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La actitud del Ejecutivo ya despertó el martes recelos entre el resto de socios de investidura. Este miércoles fue el presidente de Castilla-La Mancha el que expresó su malestar en su calidad de barón socialista (crítico). «No se merece la gente de Puigdemont el Gobierno se ponga de rodillas», dijo. Page advirtió de que el comportamiento de Sánchez puede acabar teniendo consecuencias en las urnas. Y aunque asumió que depende del presidente decir si continúa con la legislatura, lo animó a «valorar y ponderar cuál es el coste que está teniendo aguantar a cualquier precio». «El precio al final -avisó- hay que pagarlo».
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