Ábalos y Koldo empiezan a activar desde la cárcel 'espoletas retardadas' contra Sánchez
Su encarcelamiento marca una inflexión, en la que la nueva estrategia de ambos pasa por apuntar contra terceros sin autoinculparse aún
La denominan la estrategia de «las bombas de espoleta retardada». En la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y en Anticorrupción daban por ... hecho que el ingreso en prisión José Luis Ábalos y Koldo García iba a activar una nueva fase en esta macrocausa con «revelaciones periódicas», muy medidas, programadas y que han quedado ya agendadas con un puñado de medios con los que ambos imputados vienen colaborando desde hace meses en la difusión de informaciones contrarias al Gobierno. Y así ha sido. Y así va a seguir siendo en las próximas semanas, vaticinan en el Supremo.
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El giro –apuntan fuentes del caso– es compartido por el exministro y su exasesor, quienes, al menos de momento, han apartado sus diferencias sobre cómo afrontar el trance que atraviesan. Unas divergencias que al inicio de verano llevaron a Ábalos a plantearse incluso pactar con la Fiscalía y tirar de la manta. Una confesión que Koldo evitó 'in extremis' la tarde del 22 de junio, en una reunión en la que convenció a su exjefe de que cantar iba a comportar problemas para los dos.
Esta nueva estrategia, avisan desde Anticorrupción, no es la propia de los de 'arrepentidos' y, al margen de que pueda acabar con alguna nueva investigación al entorno del Ejecutivo, la misma «no va a mejorar en nada» su situación procesal. No obstante, en el departamento que dirige Alejandro Luzón quieren ver en este nuevo derrotero el inicio de un posible cambio de rumbo y dicen confiar en que, según pasen las semanas en la cárcel, los dos presos se avengan a colaborar y a pactar. Y es que, insisten en la Fiscalía Anticorrupción, el acuerdo es la única vía para tratar de reducir la solicitud de penas en el primero de los juicios contra la trama, la pieza por el negocio de las mascarillas, en las que el exdirigente socialista se enfrenta a una petición fiscal de 24 años de cárcel y su exmano derecha a 19.
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Las últimas revelaciones del exsecretario general del PSOE y de su antiguo asesor para todo «son parciales» y no autoinculpatorias –explican en la Fiscalía–, lo que los mantiene todavía lejos de la figura del 'pentito', máxime porque ambos también mantienen, en el plano estrictamente procesal, una lucha sin cuartel en busca de nulidades para dinamitar la causa (desde la falta de competencia a la violación del aforamiento del diputado, pasando por denunciar la manipulación de los audios que les incriminan).
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Sin embargo, la Fiscalía ve 'brotes verdes'. Por primera vez, sobre todo en el caso de Ábalos, el exministro ha dejado de sostener que todo el 'caso Koldo' es una persecución política contra el partido y el Gobierno que ayudó a formar en 2018. Ni el exministro ni el exportero de prostíbulo han admitido hasta el momento nada que los inculpe, pero sí que han empezado a acusar de hechos punibles a terceros. En concreto, a Pedro Sánchez y a su mujer.
En un salto cualitativo, el exministro ha atribuido en las últimas horas en OK Diario al presidente un delito de revelación de secretos al asegurar que éste le informó en septiembre de 2023, cinco meses antes de que la detención de Koldo García detonara elescándalo, de que el exasesor estaba siendo investigado por la Fiscalía cuando esa pieza estaba secreta. La otra imputación delictiva contra Sánchez ha partido de Koldo, quien ha apuntado a una presunta financiación irregular de la campaña de las primarias de 2017 al haber aceptado 100.000 euros de su suegro, Sabiniano Gómez, dueño de un negocio de saunas. Según esta versión, ese dinero se camufló luego como donaciones menores a través del denominado 'pitufeo' utilizando a inmigrante. Una operación de lavado de dinero en la que el imputado sí se autoinculpó.
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Ábalos también ha apuntado, esta vez en El Mundo, contra Begoña Gómez por supuesto tráfico de influencias, insinuando que la esposa del presidente, que entonces tenía relación laboral con el CEO de Air Europa, Javier Hidalgo, influyó en el rescate de la aerolínea por el Gobierno por 475 millones en plena pandemia. El exministro ya jugó esta carta en mayo, cuando aparecieron los mensajes de WhatsApp en los que Sánchez, solo cinco días después de una supuesta llamada de Hildalgo a Gómez, instó a su ministro de Transportes a «darle una vuelta» a la fórmula para salvar a la compañía de Globalia. Ese mensaje es lo más cerca que ha estado Ábalos de señalar contra sí mismo.
La estrategia de las detonaciones desde prisión ha ido precedida de una campaña de bombardeo menor que se activó el 19 de noviembre, cuando Anticorrupción pidió la convocatoria de la vistilla que abría la puerta al ingreso en prisión de ambos encausados. La supuesta reunión en un caserío vasco entre Sánchez y Arnaldo Otegi para atar el aval de Bildu a la moción de censura contra Mariano Rajoy ha sido alentada tanto por Koldo como por el exministro. Y éste empleó sus últimas horas de libertad en acusar a la vicepresidenta Yolanda Díaz de un uso indebido de su residencia ministerial en pandemia.
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Ahora, sin redes sociales en la cárcel, en Anticorrupción y en la UCO apuestan por que la pauta pasará por aparecer en los medios, a la espera de un acercamiento en busca de un pacto cuando los dos imputados lleguen al convencimiento que solo una «confesión real» puede aliviar su situación.
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