Un nuevo partido de izquierda amenaza con abrir una brecha entre los laboristas británicos

Corbyn asumió el liderazgo del Partido Laborista en 2015 con la idea de poner en marcha una campaña de nacionalizaciones sin precedentes, y soltó el timón en 2019 tras la mayor derrota de la formación progresista en casi un siglo. Un año después, fue expulsado del partido por cómo se habían gestionado bajo su liderazgo algunas denuncias de antisemitismo, y no esconde su simpatía por los palestinos. Desde entonces, ha ejercido como diputado independiente.

Desde el extremo izquierdo del espectro político, Corbyn afirma que «el país necesita un cambio de dirección ahora». Y se postula para impulsarlo de la mano de la correligionaria Zarah Sultana, otra diputada rebelde que votó en contra de su gobierno para eliminar el tope de dos hijos para recibir ayudas y que ha decidido dejar las filas laboristas para poner en marcha este nuevo proyecto político.

«Me complace que haya decidido ayudarnos a crear una alternativa real», ha explicado Corbyn en su cuenta de la red social X. «Pronto pondremos las bases de un nuevo tipo de partido político. Estamos discutiéndolas en estos momentos y me entusiasma trabajar con todas las comunidades para luchar por el futuro que merece la gente», ha añadido. Por su parte, Sultana ha reconocido que codirigirá el nuevo partido con Corbyn.

En su opinión, «Westminster está roto» y los partidos actuales solo trabajan para multimillonarios. «Solo 50 familias amasan más riqueza que la mitad de la población de Reino Unido. La pobreza crece, la desigualdad es obscena, y este bipartidismo solo ofrece un declive gestionado y promesas incumplidas», ha denunciado en un comunicado en el que también ha tenido espacio para dar pistas sobre cuál será su política internacional, al menos la relativa al conflicto palestino-israelí: «Este gobierno es un participante activo en el genocidio» que se está cometiendo en Gaza.

El objetivo de la nueva pareja política es claro: «Crear una cosa de la que desesperadamente adolece nuestro sistema político roto: esperanza», ha señalado Corbyn. «No somos una isla de extraños -como afirmó Starmer en referencia al crecimiento de la inmigración-. Somos una isla que está sufriendo. Necesitamos hogares en los que nos podamos permitir vivir, no facturas exorbitantes para que una pequeña elite se pueda bañar en dinero. Necesitamos nuestro dinero para gastarlo en servicios públicos, no en guerras interminables», ha detallado Sultana.

Desde el Partido Laborista, la respuesta al anuncio de sus dos exmilitantes ha sido comedida. «Sultana ha tenido a menudo una opinión diferente a la de la mayoría de quienes formamos el gobierno», ha afirmado la Secretaria de Interior, Yvette Cooper, durante una conversación con la cadena Sky News. «Ha pasado un año desde que gobernamos y, como dijo el primer ministro entonces, el cambio no se produce pulsando un botón. Pero sí que ha empezado ya», ha añadido.

Un portavoz de los laboristas fue algo más contundente: «Solo este partido puede lograr el cambio que el Reino Unido necesita para renovarse». No obstante, la iniciativa de Corbyn y Sultana puede abrir una brecha en la formación, en cuyo seno no faltan quienes ven con disgusto el giro hacia la derecha que ha imprimido Starmer. La incógnita está en cuántos seguirán los pasos de los díscolos. De momento, Sultana ya ha abierto una página para recabar apoyos y ayer ya solo estaba a 2.000 de los 25.600 que se ha puesto como meta.